Confianza en la desigualdad

Opinión Por: David Olivo

Confianza en la desigualdad

Reconstruyendo la confianza” fue el lema del Foro Económico Mundial (FEM) de este 2024, celebrado como cada año en Davos, Suiza. Líderes de todo el mundo, directivos, representantes de la sociedad civil y 2,500 jefes de gobierno se reunieron para trazar estrategias conjuntas precisamente para recobrar la confianza que hemos perdido los ciudadanos en este contexto mundial de desigualdad ¿Pero qué tan acentuada está y qué están haciendo los países para disminuir sus brechas?

Según el último informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) llamado Perspectivas Sociales y del Empleo en el Mundo: Tendencias 2024 (WESO Trends) la tasa de desempleo mundial en 2023 mejoró respecto a 2022 ya que se situó en 5,1%, pero para este 2024 se espera que la tasa de desempleo mundial se eleve a 5,2%, lo que supone dos millones de personas más sin trabajo. De igual forma concluyó que los niveles de inflación han afectado el rendimiento de los ingresos que se han mantenido estables.

Una de las causas, según refiere el mismo informe, ha sido la ralentización de la productividad. Los países siguen invirtiendo en sectores menos productivos como los servicios y la construcción y no en el dominio de los gigantes digitales que está exigiendo ya el mundo. De hecho el tema de la inteligencia artificial y la ciencia de datos despuntaron como tendencia en los diversos coloquios que se llevaron a cabo en Davos.

Tal y como lo podemos ver en México, las desigualdades se ven en el acceso a la salud, la calidad educativa, vivienda, transporte y por desgracia, justicia, tal y como lo ha hecho evidente el último estudio de Latinobarómetro, situación que se replica en todo el mundo.

Aterrizando más lo anterior con los temas nacionales, coincido en gran medida con lo que ha manifestado Joseph Stiglitz, ganador del Premio Nobel de Economía en el año 2001, respecto a las formas en las que la política neoliberal en todo el mundo acrecentó las brechas de desigualdad en América Latina, pero tampoco creo que debe de ser tomado como bandera ni escudo para dejar de acudir a reuniones internacionales que nos competen a todas y todos. Es igualmente inútil el criticar las políticas neoliberales sin limitar los beneficios que ayudan a la casta política de la que forman parte, ni de invertir las áreas que fomentan el análisis crítico y la expansión de la cultura que sensibiliza a las personas y promueve el progreso.

Y en general, al hablar del FEM no nos estamos refiriendo a una congregación libre de críticas ni tampoco a una reunión que por sí sola no resolverá las crisis sociales y políticas que se han reflejado en líderes radicales como Donald Trump o Jair Bolsonaro, o el ascenso de otros extremos ideológicos que sólo alimentan fobias y traumas contra grupos minoritarios o marginados en aras de favorecer a empresarios o líderes políticos. Pero sin duda el hecho de que líderes de un país se involucren en sus análisis puede incidir en la futura toma de decisiones.

Las personas que acudieron al foro como representantes de los países, pudieron tener una aproximación más profunda de las actividades que están haciendo líderes de otros países para impulsar la tecnología como motor de la economía y para mejorar los flujos de información y con ello contribuir a la sociedad. Pero según reportes de los mismos asistentes, México, a pesar de ser la onceava potencia mundial, no tuvo la representación suficiente. Si bien acudieron los Gobernadores de Sonora, Yucatán y Baja California, nuestro país quedó a deber con su participación y análisis de las soluciones a los conflictos de seguridad que están poniendo en riesgo tanto la economía como la vida misma de los mexicanos.

A esta administración en general le ha hecho falta mundo para agarrar valor y afrontar lo que tiene en casa: sistemas de recaudación insuficientes para las corporaciones con mayores recursos, e incremento de recursos para garantizar el libre ejercicio de los derechos humanos.

Para recuperar la confianza se debe comenzar desde casa con una reorganización política y económica. Gracias precisamente a la tecnología que rechaza el oficialismo, las personas cuentan con más información para exigir criterios de inclusión social en la política pública. México tiene el potencial para recuperar su soberanía económica y un gran paso es involucrarse con los organismos que definen las tácticas internacionales y replicar las mejores estrategias dentro de nuestro propio contexto.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Enboga.

 

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