Este martes se celebra en México y en diversos países de tradición católica el Día de San Juan Bautista, una fecha que marca no sólo el natalicio de uno de los santos más venerados, sino también una profunda conexión con los ciclos naturales de la tierra, el agua y la agricultura.
San Juan Bautista, conocido como el profeta que bautizó a Jesucristo en el río Jordán, es una figura religiosa fuertemente asociada al agua. No es casualidad que su conmemoración coincida con el fin de la primavera y la llegada del solsticio de verano, época en la que tradicionalmente inician las lluvias y con ellas, el ciclo agrícola en gran parte del territorio mexicano.
Una fecha con historia y simbolismo
El 24 de junio tiene una carga histórica adicional: fue la fecha en la que Hernán Cortés arribó a tierras veracruzanas y bautizó el primer asentamiento como San Juan de Ulúa, en honor al santo del día. Por ello, existe una tradición que señala que San Juan “trajo a los españoles con el agua”, marcando el inicio de una nueva era histórica en México.
Además, “Juan” es el nombre más utilizado en el país. No sólo miles de personas lo llevan como primer o segundo nombre, sino que existen al menos diez municipios con el nombre San Juan en cada estado. En la historia nacional también resuenan nombres emblemáticos como Juan Diego, Juan Aldama, Juan Escutia, Juan de la Barrera y Juana de Asbaje, reflejando el arraigo cultural de esta figura.
Festejos por todo el país
Aunque San Juan Bautista no es el santo patrón de muchas localidades, se le celebra en más de 130 comunidades mexicanas. En varias de ellas, incluso, se considera tradición cortarse el cabello ese día, con la creencia de que “crecerá más sano y fuerte”.
En Tlayacapan, Morelos, San Juan es venerado por su relación con la lluvia y la agricultura, a pesar de no ser el santo patrono local. En Oaxaca, pueblos como San Juan Bautista Atlatahuca celebran con misas, procesiones, ferias y bailes, y cuando la fecha cae entre semana, se traslada la festividad al domingo más cercano.
Uno de los rituales más llamativos ocurre en Santiago de Tuxtla, Veracruz, donde se realiza la “Danza del Jaguar” o “Danza del Lícer”, una ceremonia que expresa la antigua relación simbólica entre el jaguar y el maíz, ambos elementos esenciales para las culturas originarias. Esta danza también se repite en los días de San Antonio de Padua (13 de junio) y San Pedro y San Pablo (29 de junio), fechas también asociadas con la llegada de las lluvias.
