¡ Última Hora !

Públicidad

Alejandro Magno, dueño de la geografía

Con 16 años fue regente, con 18 mandó la caballería en una batalla decisiva, con 20 se sentó en el trono y, en la aventura de la conquista del mayor imperio conocido entonces, Alejandro Magno “no estuvo perdido en ningún momento”, según el Catedrático de Historia Antigua Francisco Javier Gómez Espelosín, autor de “Las geografías de Alejandro”.
Facebook
X
WhatsApp
Telegram
Email

Comparte esta noticia...

Con 16 años fue regente, con 18 mandó la caballería en una batalla decisiva, con 20 se sentó en el trono y, en la aventura de la conquista del mayor imperio conocido entonces, Alejandro Magno “no estuvo perdido en ningún momento”, según el Catedrático de Historia Antigua Francisco Javier Gómez Espelosín, autor de “Las geografías de Alejandro”.

Hasta los emperadores romanos quieren imitarlo al vestir ropas como las suyas -Calígula llegó a presumir de poseer su verdadera coraza y Trajano lamentó en su vejez no haber llevado su imperio tan al oriente como lo hizo él-, lo que convirtió a Alejandro en un mito, como dice este estudio de medio millar de páginas de las Universidades de Sevilla y de Alcalá de Henares.

Gómez Espelosín ha dicho a EFE que aunque los mapas no se crean hasta un siglo después, en el siglo III antes de Cristo, Alejandro Magno fue “un perfecto conocedor del sistema viario persa, de la organización de sus centros de poder y de las satrapías de ese imperio que conquista por completo”, hasta los límites de la actual India.

Anécdotas de Alejandro Magno

Aunque sus conquistas ampliaron los límites del orbe conocido entonces y muestra que Asia era mucho mayor de lo imaginado -en su época se creía que Europa era mayor que Asia-, “controló en todo momento dónde se encuentra, como demuestra su desvío hasta el actual Afganistán, cuando no perdió la ruta y supo que tenía que volver hacia el norte”, explica Gómez Espelosín.

Alejandro Magno
Copia romana de un busto de Alejandro Magno, expuesto en la exposición “Alejandro Magno y la apertura al mundo”, en el museo Reiss-Engelhorn de Mannheim, EFE/Ronald Wittek/Archivo

La desenvoltura con la que Alejandro extiende su imperio por una geografía extensísima -el océano de Aristóteles no apareció nunca pese a la prolongación de su avance hacia el Este- es relevante para conocer la obra y la personalidad de un hombre de cuya vida apenas se conoce un puñado de datos anecdóticos, que llegan en su mayoría de la literatura romana.

Miembro de la Real Academía de la Historia, Gómez Espelosín señala que de Alejandro se poseen “anécdotas, más que realidad, y muchas especulaciones, algunas de ellas modernas” como, ha puesto como ejemplo con humor, un manual de Bachillerato que señala que fue “hijo de una familia desestructurada”, lo cual es mucho afirmar habiendo sido miembro de una monarquía de naturaleza poligámica.

Igualmente cree que hubo una “relación muy tentadora” la de Alejandro, como gran conquistador y principal rey de su época, con Aristóteles, uno de los más grandes filósofos, pero para Gómez Espelosín esa relación “es un tema muy conflictivo”.

La relación de Alejandro y Aristóteles

La proximidad de Aristóteles con Alejandro produce mucha literatura posterior, también entre los árabes y el periodo medieval, “pero la realidad debió de ser más decepcionante, porque Alejandro no debió estar mucho por la filosofía y en esos tres años de relación con Aristóteles, quien entonces tenía cuarenta años y no era aún el filósofo que llegó a ser, la mayor parte debieron ser ausencias”.

Alejandro Magno
Representación de Alejandro Magno durante la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. EFE/Archivo

De la actualidad del mito de Alejandro da prueba que el conquistador de Macedonia protagonice la obra finalista del último Premio Planeta, “La sangre del padre”, de Alfonso Goizueta, una pervivencia que el historiador atribuye al propio Alejandro, quien construyó personalmente su propio mito y su propia imagen en monedas, esculturas, pinturas y mosaicos y dictó el relato de sus campañas al historiador Calistenes, por quien se hizo acompañar.

“Su psicología es difícil de captar, no sabemos qué pensaba o qué sentía, por qué actuaba como lo hacía, y tenemos que limitarnos a sus hechos; su mente era compleja y su personalidad era de un pragamatismo visceral, lo tenía todo medido y previsto; se consideraba heredero de Heracles y actuaba como marcó el estilo oriental, y seguramente tenía mucha más información del imperio persa de la que podemos imaginar”, termina.

Públicidad

Noticias Relacionadas

Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Públicidad