La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) cumplió su amenaza y este Día del Maestro paralizó actividades e instaló un masivo campamento en el Zócalo capitalino, desde Venustiano Carranza hasta Donceles, a escasos metros de la SEP, donde la presidenta Claudia Sheinbaum sostiene un encuentro con el SNTE.
La plaza y calles aledañas están repletas de casas de campaña de maestros de Oaxaca, Guerrero, Chiapas y Michoacán, quienes exigen la abrogación de la reforma al ISSSTE de 2007 que eliminó las pensiones completas.
Mientras la entrada posterior de la SEP es resguardada por elementos de seguridad, otro contingente de la CNTE inició una marcha desde el Ángel de la Independencia hacia el centro histórico. Los docentes, visiblemente enojados, acusaron falta de voluntad política tanto del gobierno de López Obrador como del actual de Sheinbaum para resolver sus demandas. “Llevamos siete años de diálogos infructuosos sin soluciones al sistema de pensiones”, declaró Yenny Pérez, secretaria general de la Sección 22.
Pedro Hernández, vocero de la CNTE, lanzó una dura advertencia contra el senador morenista Alfonso Cepeda Salas: “Vamos por su cabeza y por la de todos los charros sindicales”. Además de la reversión de la reforma pensionaria, los maestros exigen la reinstalación de profesores cesados, mayor presupuesto para escuelas rurales y la eliminación de la Usicamm.
A pesar de que Sheinbaum ya retiró su polémica propuesta de aumentar cuotas a maestros que ganan más de 30 mil pesos, la CNTE mantiene su postura. La presidenta ha argumentado que no hay recursos para volver al antiguo sistema de pensiones y ha promovido como alternativa las Pensiones para el Bienestar, que otorgan hasta 16 mil pesos mensuales.
Sin embargo, los maestros disidentes consideran esta solución insuficiente y advierten que más contingentes se sumarán a las protestas en los próximos días.
El movimiento magisterial, que en marzo ya había realizado un plantón de tres días en el Zócalo, promete mantener este paro indefinido hasta lograr sus demandas, lo que podría escalar el conflicto en medio del actual ambiente de tensión educativa. Mientras tanto, el gobierno federal enfrenta el desafío de conciliar estas exigencias con la viabilidad financiera del sistema de pensiones.
