Opinión por : Enrique Andrade González
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¡CONSUMMATUM EST!
¡Consummatum est!. Se dice fueron las últimas palabras de Cristo en la cruz. El día de hoy todavía con la resaca que dejó el primero de junio con la elección judicial y conociendo apenas algunos resultados, lo único que queda claro es que el plan C que AMLO imagino y llevó a cabo durante el año pasado, finalmente se consumó, al parecer de forma satisfactoria para su movimiento y sus intereses, llevando a sus incondicionales a los más altos cargos del Poder Judicial de la Federación, para los próximos 10 años.
La participación ciudadana en efecto tal cual se esperaba rompió récord de ausencia, uno de cada diez acudieron a su casilla y de estos por lo menos tres lo hicieron para anular su voto, es interesante ver que si bien la participación para la elección de las personas Ministras de la Corte, Magistradas del Tribunal de Disciplina, y de la Sala Superior, alcanzó un 13%, para los integrantes de las Salas Regionales del Tribunal Electoral y Tribunales Colegiados fue menor, entre 9% y 10%, es decir ni a los organizadores les interesaban estos cargos, se comprueba que para ese nivel, la elección fue un despropósito.
Es interesante observar que los que llegan además de ser los mismos que se habían recomendado en los acordeones, fueron los que postuló el Poder Ejecutivo y por excepción algunos del Poder Legislativo, casi ninguno del Poder Judicial actual. La persona más votada fue el que será presidente de la Corte con más de 6 000 000 de votos, si bien las comunidades indígenas lo apoyaron, también lo hicieron gracias a una operación muy bien armada y seguramente costosa. Lo positivo es que será un hombre distinto en su forma de ver la vida y de origen de unos de los grupos sociales más abandonados de la sociedad.
A pesar de todo lo que se supo y se comprobó, es difícil pensar en una nulidad, finalmente no hay forma de conocer la determinancia en los resultados de cada uno de los actos denunciados, y este aspecto será importante al momento de emitir el dictamen, lo delicado será el precedente que puede dejar. ¿De verdad la oposición no pudo juntar 6 millones de votos para pelear por una silla en la Corte, o no le alcanzaba o no quiso?, cualquier respuesta es una mala noticia para la vida democrática.
La Justicia por definición no responde a los votos, ni debe de hacerlo, no hay más democracia posible, que la democracia parlamentaria decía Kelsen, y justo es a ese poder al que se le despojó de decidir a los integrantes del poder judicial, adiós a los acuerdos y a las valoraciones legislativas, en adelante será el partido mayoritario o el gobierno, quien seleccione sin más a los siguientes integrantes, lo que no significa que pueden ejercer el cargo impunemente, sin responsabilidad política y administrativa.
La legitimidad de origen claro que estará cuestionada, pero existirá; la que habrá que cuidar es la legitimidad en el ejercicio del cargo, su independencia, la transparencia, la calidad de sus argumentos, de sus resoluciones y la rendición de cuentas; sería muy grave que se actualizara nuevamente aquella proclama de Luis Donaldo Colosio en 1994, cuando apenas nacía la democracia en el país: “Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una gran concentración del poder”. Esperemos que este fin de concentración, no haya sido el que crean que justifica, los medios utilizados.
Felicito a los que fueron candidatos y candidatas, que creyeron en el juego, que hicieron campaña y apostaron por sí mismos; a los que ganaron, pero principalmente reconozco a los que perdieron, por su fe y por su vocación de servir a México, sabiendo que las posibilidades reales de hacerlo, eran pocas.
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