Opinión por : Enrique Andrade González
X: e_andradeg
COMENZÓ EN CALIFORNIA
Para tratar de entender lo que pasa en Los Ángeles, es importante partir de la base que el fin buscado de inicio, es político-electoral, agradar a la base y golpear a un adversario.
La población en Estados Unidos tiene una mayoría blanca de 67%, seguida de una primera minoría hispana de 13.3%, una segunda minoría afroamericana, 12.5% y una tercera asiática con 4.7%. El votante de Trump principalmente se encuentra en el segmento social mayoritario blanco y de este, electoralmente hablando, principalmente interesa el que se encuentra en algunos estados claves para ganar las elecciones, como Texas, Arizona, Nevada, Florida y algunos del norte.
California que si fuera país sería la quinta potencia mundial, es demócrata. En 2020 el estado que representa 55 votos del Colegio Electoral lo gana Joe Biden con 11 millones de votos contra 5.9 millones de Donald Trump, casi 5 millones de diferencia; en 2024 gana Kamala con 58.5% de los votos contra 38.3% de Trump, tan solo en Los Ángeles la segunda ciudad con más mexicanos en el mundo gana la demócrata por más de un millón de votos de distancia y retienen las principales ciudades del estado, como San Diego, San Francisco y Sacramento. Para el Republicano es un estado perdido.
Gavin Newsom, su gobernador desde 2019, ex alcalde de San Francisco, de 57 años, es un candidato natural del partido demócrata a la presidencia en 2028 y el jefe de la casa blanca lo sabe, es un adversario para él o para quien impulse para sucederlo de mucho peso, además de las posiciones que tendrá en las intermedias del próximo año. Hacerlo ver mal es un objetivo político.
El ordenar a la policía de migración y aduanas (ICE) realizar redadas y detenciones emblemáticas, en Los Ángeles, como la de David Huerta de origen mexicano, líder del Sindicato de Empleados de Servicios de California y un activista que aboga por los derechos de los migrantes fue un acto calculado de provocación para la comunidad hispana, en un 60% de origen mexicano, para incitar a que se levantara una inconformidad social y se hicieran los reclamos vía las manifestaciones o reuniones, que es un derecho, constitucional e internacionalmente reconocido.
Como en todas las protestas pueden existir grupos radicales o provocadores infiltrados que hacen actos violentos, se dan en todos los países y es algo común ver este tipo de escenas en México, en París, Italia y en el mundo en general, se hacen notar y son material valioso para la prensa, no se deslegitima la protesta, pero la ensucia. Ahora fue el pretexto ideal para mandar a 2000 miembros de la Guardia Nacional y a los marines, lo que genera un conflicto constitucional, ya que estos elementos solo pueden ser movilizados por el gobernador, en caso de insurrección, lo que no sucede, en todo caso las movilizaciones bien pudiera controlarlas la policía de la propia ciudad.
El que se porten banderas mexicanas por los manifestantes es totalmente entendible, no lo hacen a nombre del gobierno sino de su país de origen, que les da identidad allá, se reconocen entre ellos y se enorgullecen de su patria, de su historia, tradiciones y ancestros, es lo que explica el gran mercado de la nostalgia, el que llena estadios de foot ball, (ahora quien sabe si en la Copa Oro) y consume las noticias y los productos mexicanos.
En México más allá de politiquerías, se debe de manifestar la preocupación, los gobiernos locales de mayor migración, los partidos y lideres políticos, los medios de comunicación y los empresarios. Al extenderse los reclamos a otras ciudades de Estados Unidos pareciera ser que el plan, se está saliendo de control, ciudades en Texas, Illinois, Nevada y Nueva York, se están sumando. Es momento de prudencia, pero también de solidaridad. Hagamos un Plan México para ellos, que incluya reformas constitucionales que les reconozca y programas sociales para apoyarles a ellos y a sus familias, en caso de deportación o aumento de impuestos a las remesas.
** Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de EnBoga.