El New York Times, el pasado 5 de agosto de 2025, reveló un archivo inédito de cartas y fotografías inéditas tomadas al interior de la mansión de Jeffrey Epstein en Manhattan. En una residencia de siete plantas —su “guarida” señorial—, se exhibían detalles tan excéntricos como inquietantes, otorgando una mirada sin precedentes al universo cerrado y selecto de este controvertido personaje.
Cartas conmemorativas… y reveladoras
Los documentos incluyen misivas enviadas a Epstein en su cumpleaños número 63 en 2016, firmadas por figuras como Woody Allen, el ex primer ministro israelí Ehud Barak, el lingüista y activista Noam Chomsky, el multimillonario Mortimer Zuckerman, entre otros. Barak y su esposa lo llamaron “coleccionista de personas”, mientras que Allen comparó sus cenas con escenas de Drácula, con “tres jóvenes vampiras” sirviendo la velada.


Fotografías y símbolos: una exhibición de alcance global
Las imágenes halladas incluyen retratos donde Epstein aparece junto a figuras como Bill Clinton, Elon Musk, el príncipe saudí Mohammed bin Salman, Mick Jagger, el papa Juan Pablo II, y otros de alto perfil. También se observó un billete firmado por Bill Gates con la inscripción “I was wrong!” (“¡Me equivoqué!”). Además, se difundió una conocida foto de Epstein junto al entonces presidente Donald Trump y Melania, en la que Ghislaine Maxwell estaba recortada de la imagen.
Vigilancia oculta y estética perturbadora
Las fotografías también documentaron cámaras de vigilancia instaladas en el dormitorio y habitaciones contiguas, así como objetos inquietantes: un ejemplar de Lolita, taxidermia, escenografía con lubricantes, pinturas de mujeres desnudas y adornos grotescos como prostéticos o esculturas suspendidas que recordaban una lógica de “museo macabro”.


El vínculo con Donald Trump y figuras de poder
En este contexto, la mención pública de Trump ha resurgido. Según reportes recientes, el expresidente habría enviado una carta con un dibujo obsceno como dedicatoria de cumpleaños a Epstein, aunque él lo niega y ha iniciado acciones legales por difamación. Su nombre aparece entre los archivos de Epstein, algo que no constituye prueba de delito, pero que alimenta el escrutinio público y político.
Radiografía del poder
Esta mirada al interior de la casa de Epstein funciona como una radiografía del poder y la red de relaciones que tejía: un espacio donde la intimidad, el escándalo y la ostentación se entrelazaban. Las misivas y objetos expuestos no solo reflejan admiración o lealtades superficiales, sino una forma de vida en la que las élites compartían mucho más que cenas: compartían secretos, símbolos, conexiones.
La publicación de este archivo llega en un momento crítico: mientras el Departamento de Justicia se resiste a liberar más documentos, el Congreso —incluida una comisión parlamentaria bipartidista— presiona para acceder a los archivos completos, en busca de esclarecer el alcance real de las redes de abuso y encubrimiento.


