La presidenta Claudia Sheinbaum presentó este martes el ambicioso programa Mundial Social México 2026, una estrategia paralela a la Copa Mundial de la FIFA que busca transformar el torneo en una auténtica fiesta nacional con un impacto mucho más allá de los 90 minutos en el campo. No se trata solo de un Mundial para ver: es un Mundial para vivir, para jugar, para compartir y para dejar huella.
Durante su intervención en la conferencia matutina, Sheinbaum subrayó que el propósito central de esta iniciativa es generar un legado deportivo profundo. “Lo importante es que quede un legado deportivo en nuestro país que sea más allá de la propia competencia”, afirmó, insistiendo en que el Mundial Social debe consolidarse como una plataforma para que la práctica del deporte, especialmente del fútbol, se arraigue en las escuelas, en las plazas públicas y en los barrios más apartados.
El plan es gigantesco en alcance. Se han programado más de 5 000 actividades deportivas, culturales, comunitarias y turísticas, con el objetivo de llevar el balón a todos los rincones del país. Estas actividades incluyen desde mundialitos —torneos de fútbol comunitarios para niñas, niños, jóvenes, adultos mayores y personas con discapacidad— hasta cascaritas en comunidades rurales, transmisión pública de partidos en plazas y grandes fiestas populares que cruzarán las 32 entidades federativas.
Para facilitar la participación masiva, se lanzará una aplicación llamada “Conoce México”, que no solo listará todas las actividades, sino que también ofrecerá rutas turísticas —más de 250— para que los visitantes conozcan la riqueza cultural del país. En paralelo, se llevará a cabo la recuperación de infraestructuras deportivas: el programa contempla rehabilitar más de cuatro mil canchas públicas.
Más allá del deporte, el Mundial Social se presenta como un proyecto transversal que articula también la gastronomía, la cultura y el turismo. La Secretaría de Cultura anunció mejoras en museos y en zonas arqueológicas, mientras que la Secretaría de Turismo aprovechará el impulso mundialista para promover rutas por Pueblos Mágicos y circuitos culturales. Además, se tienen planeados tres récords Guinness: la camiseta humana más grande, la clase de fútbol más grande y un mural futbolero en espacios públicos.
La inclusión social es una de las piedras angulares del proyecto. En su discurso, Sheinbaum habló del papel del deporte como herramienta de cohesión comunitaria, como semillero de talento y como motor para la convivencia. El director general de la Conade planteó la realización de torneos escolares bajo la apuesta “Vive Saludable, juega feliz” y anunció competencias especiales como la Copa Paralímpica, la Copa Edad de Oro y la Copa de las y los Trabajadores. Por su parte, el IMSS se sumará con torneos inclusivos, como un Mundialito femenil de futsal y otro en el que participarán personas con síndrome de Down.
La dimensión social del Mundial Social también se refleja en su estrategia para atraer a jóvenes: se prevé que beneficiarios del programa “Jóvenes Construyendo el Futuro” participen en la organización de estas actividades, lo que combina capacitación, empleo temporal y voluntariado. La secretaria de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, Rosaura Ruiz Gutiérrez, dio a conocer la Copa FutboxMX, primer torneo nacional e internacional de fútbol con robots que tendrá dos categorías: ágil y abierta y cuya convocatoria se aperturará el 28 de noviembre.
El procurador Federal del Consumidor, Iván Escalante Ruiz, expuso que la Profeco estableció una Plataforma de venta en idioma español y en pesos mexicanos, aunado a que se trabaja con FIFA un Sistema de recolocación de boletos para combatir la reventa.
Desde la presidencia se destaca que este proyecto no solo persigue el impacto físico de la pelota, sino también la construcción simbólica de una nación que muestra al mundo su identidad cultural, su hospitalidad y su potencial de transformación social. “Nuestros balones deben rodar en cada calle, en cada comunidad, para que el amor por el deporte permanezca más allá del torneo”, remató Sheinbaum.
En definitiva, el Mundial Social México 2026 representa una apuesta audaz: convertir un megaevento deportivo en un catalizador de cambio social y cultural. No solo para recibir al mundo, sino para que el mundo conozca quienes somos, cómo jugamos y cómo soñamos.
