El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó este martes que sus dos enviados especiales sostendrán reuniones separadas con autoridades rusas y ucranianas con el fin de avanzar hacia la aceptación del acuerdo de paz impulsado por Washington. El mandatario aseguró que el documento de 28 puntos está “casi finalizado” y que solo quedan “unos pocos puntos de desacuerdo” entre las partes.
Trump informó que su enviado especial, Steve Witkoff, viajará a Moscú para reunirse directamente con el presidente ruso, Vladimir Putin, mientras que el secretario del Ejército, Dan Driscoll, hará lo propio con representantes del gobierno ucraniano.
Coordinación con el gabinete de seguridad nacional
Desde su cuenta en Truth Social, el presidente detalló que ambos enviados reportarán avances ante un equipo reducido de altos funcionarios:
- El vicepresidente JD Vance,
- El secretario de Estado Marco Rubio,
- El secretario de Guerra (jefe del Pentágono) Pete Hegseth,
- La jefa de gabinete de la Casa Blanca Susie Wiles.
Trump destacó que espera reunirse “pronto” tanto con Volodimir Zelenski como con el propio Putin, pero solo cuando el acuerdo esté en su fase final o completamente cerrado.
El plan de paz de 28 puntos: presiones y concesiones
El presidente estadounidense insistió en que su administración ha logrado “avances tremendos” para poner fin al conflicto, reiterando que la guerra “nunca habría comenzado” si él hubiera estado en la Casa Blanca en 2022.
De acuerdo con Trump, el plan de paz elaborado por Estados Unidos fue “perfeccionado” tras recibir aportaciones tanto del lado ruso como del ucraniano. Entre los aspectos más polémicos se encuentran:
- Concesiones territoriales en el Donbás por parte de Ucrania,
- Límites al tamaño y capacidades del Ejército ucraniano.
El gobierno de Kiev, sin embargo, continúa buscando convergencias con Washington para modificar algunos de los puntos más sensibles del documento y evitar compromisos que puedan debilitar su soberanía militar y territorial.
Presión diplomática y cálculo político en Washington
La nueva ofensiva diplomática se produce en un contexto en el que Trump intenta mostrar liderazgo en política exterior al tiempo que su administración sostiene que una solución negociada es “urgente y alcanzable”.
La estrategia de enviar a Witkoff y Driscoll apunta a reactivar los canales de comunicación con ambos gobiernos y forzar un marco común de negociación. Según Trump, los contactos recientes han permitido reducir los desacuerdos a “unos pocos puntos críticos”.
Especialistas en política internacional señalan que la participación directa del presidente y su equipo más cercano revela la intención de consolidar un protagonismo estadounidense en el proceso, desplazando otros esfuerzos multilaterales impulsados por Europa o Naciones Unidas.
Ucrania, Rusia y la batalla diplomática
El principal desafío para la viabilidad del acuerdo radica en las concesiones territoriales y las restricciones militares exigidas a Ucrania.
El gobierno ucraniano ha reiterado que su prioridad es garantizar la integridad territorial del país y evitar compromisos que limiten su capacidad de defensa a largo plazo, especialmente después de más de tres años de conflicto y miles de desplazados en las regiones orientales.
Por su parte, el Kremlin ha señalado que cualquier acuerdo deberá reconocer la autoridad rusa en varios territorios del Donbás, además de garantías de seguridad que impidan una futura expansión militar ucraniana.
Perspectivas: ¿una paz posible o un acuerdo en tensión?
El anuncio de Trump coloca nuevamente al gobierno estadounidense como actor central en las negociaciones, aunque persisten enormes desafíos geopolíticos, territoriales y militares.
Analistas advierten que, aun con reuniones de alto nivel, la distancia entre Moscú y Kiev sigue siendo profunda, especialmente en temas de soberanía, seguridad y reconocimiento de fronteras.
Por ahora, las próximas rondas de diálogo encabezadas por Witkoff y Driscoll marcarán el rumbo inmediato de un proceso que podría redefinir el equilibrio de poder en Europa del Este.
La Casa Blanca sostiene que está más cerca que nunca de un acuerdo definitivo, pero la aceptación de ambas partes aún está lejos de asegurarse.
