Desde Monterrey se comenta que Samuel García y Máynez salieron inspirados, casi mesiánico, al graduar a los 600 jóvenes del Campus Naranja. Dicen que llegó con el speech afilado: que la política no es cosa de “ratas ni malandros” y que MC es la única fuerza que presume gobiernos con 80% de aprobación mientras la vieja política sigue buscando dónde esconder sus “cartuchos quemados”. Ambos orgullosos, convencidos de que este Campus es la verdadera fábrica de la nueva generación política que tanto se presumió en campaña. Las malas lenguas cuentan que ambos aprovecharon el evento para mandar un mensaje directo al PRIAN y a quien se ponga enfrente: “el futuro es nuestro”. En el backstage repetían que estos 600 graduados no solo son voceros, sino el nuevo ejército civil de MC —aunque Máynez insiste en llamarlos “agentes de cambio”— que saldrá a disputar narrativas, espacios y liderazgos. Entre selfies, aplausos y discursos futuristas, quedó claro que Movimiento Ciudadano quiere vender no solo un proyecto, sino la idea de que, mientras los demás reciclan, ellos estrenan.
CARRETERAS BAJO FUEGO LENTO
En el Gobierno federal ya admiten en voz bajita que los bloqueos de transportistas y productores ya se les salieron del guion. La México–Querétaro amaneció otra vez entre retenes, casetas tomadas y pasos intermitentes, mientras Capufe repite el mismo mensaje de siempre: “maneje con precaución”, como si eso destrabara el embudo rumbo al Bajío. El Frente Nacional por el Rescate del Campo Mexicano activó su propio “operativo nacional” y soltó sus listas: Baja California, Chihuahua, Hidalgo, Jalisco, Veracruz, Zacatecas… una veintena de vías federales bajo presión. Los reclamos van desde la caída de precios por importaciones hasta la Ley de Aguas, pero el trasfondo es claro: los productores sienten que el Gobierno dejó al campo en modo abandono y decidieron que, si ellos no avanzan, tampoco lo hará el tránsito del país.
LA CNTE LE MARCA LA AGENDA A LA PRESIDENTA
En la CNTE ya lo dijeron sin rodeos: donde aparezca Claudia Sheinbaum, ahí estarán ellos… y no precisamente para aplaudir. Tras los episodios de Oaxaca y Chiapas, los líderes de la disidencia anunciaron que seguirán la ruta presidencial para recordarle al Gobierno que, según ellos, “se está portando como neoliberal”. La Sección 22 y compañía acusaron que desde Palacio se les quiere vincular con la derecha —y casi se rieron— porque aseguran que son “maestros de a pie” que trabajan en escuelas y protestan en las calles porque nadie les resuelve demandas que llevan sexenios atoradas: ISSSTE, reformas educativas, pagos, plazas y agravios acumulados. La advertencia vino clarita: cada acto público, cada gira, cada escenario de la Presidenta tendrá eco magisterial. Yenny Pérez lo resumió en una frase que ya circula en los pasillos políticos: “No somos cuatro… somos miles”.
