A tan solo unos días de la balacera registrada en el bar Los Cantaritos, donde 10 personas perdieron la vida y 13 resultaron heridas, se ha dado a conocer la identidad del hombre que fue el objetivo principal del ataque armado. El sujeto, identificado como Fernando González Núñez, alias “La Flaca”, era conocido en el bajo mundo por reclutar a personas para trabajar como sicarios para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las organizaciones criminales más poderosas de México.
El violento crimen ocurrió en la madrugada del sábado, cuando un grupo de pistoleros irrumpió en el bar ubicado en la capital queretana, desatando una masacre. Aunque el ataque dejó un saldo fatal entre los asistentes, la verdadera intención de los agresores era acabar con “La Flaca”, quien se encontraba en el establecimiento en ese momento.
La investigación ha revelado que González Núñez, de 31 años, tenía una fuerte presencia en las redes sociales, donde se dedicaba a reclutar jóvenes para la organización criminal. Según fuentes cercanas, La Flaca usaba plataformas como Facebook e Instagram para contactar a personas que mostraban interés en la vida criminal, especialmente a aquellos con experiencia en el uso de armas de fuego, ofreciéndoles pagos semanales a cambio de su compromiso con el CJNG.
Además de su papel como reclutador, se le señala como responsable de actividades como el robo de hidrocarburos, una de las prioridades del CJNG.
Fernando González no era ajeno a la ley: ya había sido arrestado en dos ocasiones en el estado de Querétaro, una en marzo y otra en agosto de este año, por portación ilegal de armas de fuego. Sin embargo, su influencia en el mundo criminal seguía creciendo, gracias a su cercanía con el cártel y sus publicaciones en redes sociales, donde ostentaba armamento y equipo táctico con los logotipos del CJNG.
Los detalles de su vida como miembro de esta organización no se limitan solo a las redes sociales. Se sabe que González Núñez también estaba vinculado a grupos criminales que operan en la región, específicamente en zonas cercanas a la capital del país, donde el CJNG y el Cártel de Santa Rosa de Lima libran una guerra por el control del territorio y el tráfico de combustibles.
La balacera en Los Cantaritos pone de manifiesto el creciente impacto de los cárteles de la droga en Querétaro, un estado que, aunque históricamente ha sido considerado relativamente tranquilo en comparación con otras regiones del país, ha visto un aumento en la actividad criminal en los últimos años. El CJNG, en particular, ha mostrado su presencia en el estado, enfrentándose a otras organizaciones como el Cártel de Santa Rosa de Lima, en lo que se ha convertido en una disputa por el control de diversas actividades ilícitas, incluyendo el robo de hidrocarburos y el narcotráfico.
