El expresidente de Uruguay José “Pepe” Mujica se encuentra en estado terminal a causa del cáncer de esófago que padece, informó este lunes su esposa, la exvicepresidenta Lucía Topolansky, en declaraciones a la radio local Sarandí. Mujica, de 89 años, se encuentra bajo cuidados paliativos destinados a aliviar el dolor y brindarle confort en esta última etapa de su vida.
“Estamos haciendo todo lo necesario para que viva el último pasaje de su vida lo mejor posible”, expresó Topolansky, quien ha acompañado al exmandatario durante décadas en la vida política y personal. En enero de este año, el propio Mujica había confirmado que no recibiría tratamientos invasivos y que el cáncer se había extendido por su cuerpo.
La noticia sobre su estado de salud se conoció luego de su ausencia en las elecciones regionales del pasado domingo, donde la coalición de izquierda Frente Amplio, a la que Mujica pertenece, retuvo el control de Montevideo. Su esposa explicó que el traslado hasta el centro de votación era demasiado exigente físicamente y que su médica le recomendó no asistir.
🇺🇾 #Importante | Pepe Mujica en fase terminal: El expresidente uruguayo enfrenta la última etapa de su lucha contra el cáncer de esófago pic.twitter.com/cyJOD9RKXS
— El Financiero (@ElFinanciero_Mx) May 12, 2025
El actual presidente uruguayo y figura emergente del Frente Amplio, Yamandú Orsi, pidió públicamente respeto y privacidad para el histórico líder. “Todos debemos aportar a que en todas nuestras etapas de la vida la dignidad sea la clave. No hay que enloquecerlo, hay que dejarlo tranquilo”, declaró el mandatario.
José Mujica gobernó Uruguay entre 2010 y 2015 y es ampliamente reconocido tanto a nivel nacional como internacional por su estilo austero, discurso anticonsumista y compromiso con la justicia social. Fue apodado el “presidente más pobre del mundo” por donar la mayor parte de su salario y vivir en su chacra en las afueras de Montevideo, una etiqueta que siempre rechazó con humildad.
Antes de su carrera política como presidente, Mujica fue militante del movimiento guerrillero Tupamaros, por lo que pasó más de una década en prisión durante la dictadura militar. Su trayectoria política, marcada por la resiliencia y la coherencia, lo convirtió en una figura respetada incluso por sus adversarios.
Distintas personalidades de la región han comenzado a expresar mensajes de apoyo, mientras Uruguay y buena parte de América Latina observan con pesar el deterioro de la salud de una de las voces más singulares y queridas de la izquierda latinoamericana contemporánea.