Opinión Por: Alejandro Pérez Corzo
No todas las oposiciones son iguales: unas se acomodan, otras dan la cara
En México se repite hasta el cansancio que “la oposición está muerta”, como si fuera una sola. Pero no. Hay al menos dos oposiciones. La de siempre: PRI y PAN, esa vieja política que se alternó el poder y que hoy simula enfrentarse a Morena mientras le vota las reformas clave y le cubre las espaldas. Y otra oposición que sí le compite al régimen, que crece sin transar y que no le debe nada a nadie: la Fuerza Naranja.
PRI y PAN terminaron cumpliendo la profecía de López Obrador: el “PRIAN” que él denunció durante años como símbolo de la simulación y la corrupción, hoy es una realidad formal, sellada con una alianza que confirmó lo que muchos ya sabían: son lo mismo. Y Morena, encantado, ya no necesita desgastarse; se limita a ver cómo la oposición tradicional se desfigura sola.
Mientras el PRI y el PAN caen en el juego de la polarización histérica —dedicando su energía a promover apodos, hashtags, memes y hasta tratando de cancelar visas por redes sociales—, Movimiento Ciudadano ha hecho política de causas. Vacaciones dignas, la Ley Silla, la jornada de 40 horas, el sistema nacional de cuidados… temas que no se gritan, se construyen. Como bien lo resume Dante Delgado: la política no se declara, se hace. Y cuando se hace bien, se nota en las urnas.
En las elecciones municipales de Veracruz y Durango, el crecimiento fue brutal. En la elección pasada (2021 para Veracruz y 2022 para Durango), Movimiento Ciudadano obtuvo 347 mil votos. Hoy, 693 mil. Movimiento Ciudadano pasó del 8% al 19%. Más del doble. Mientras tanto, el PAN perdió casi 160 mil votos y cayó al 14.1%. El PRI se desfondó hasta el 13.3%. Ambos quedaron abajo. Los rebasó.
Y eso se logró gracias a candidaturas comprometidas, con arraigo en sus comunidades, que no necesitaron reflectores nacionales para hacer una campaña sólida, cercana y coherente. Fue estructura, convicción y trabajo de base. La vieja política ya no conecta. La gente se hartó de ver cómo PRI y PAN votan con Morena reformas impresentables, cómo reparten cargos entre ellos y cómo cuando llegan al poder hacen lo mismo que supuestamente critican.
Movimiento Ciudadano no fue parte de ese desastre. Y no lo será.
La Fuerza Naranja se volvió la segunda fuerza en estas entidades no por moda, sino por mérito. Porque no pacta con el régimen, porque no dice una cosa en campaña y otra en el Congreso, y porque está construyendo algo que va más allá de una coyuntura electoral.
Si alguien quiere seguir votando por los partidos que crearon esta crisis y luego se aliaron con los que la profundizaron, adelante. Pero que no digan después que no había de otra. Sí la hay. Se llama Movimiento Ciudadano. Y no es sólo en el Congreso ni en las urnas. También en el gobierno: los gobiernos naranjas arrasan en todos los indicadores objetivos —salud, empleo, educación, movilidad—, no con propaganda, sino con resultados.
**Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Enboga.
Una respuesta
Coincido contigo Alex Movimiento Ciudadano como lo dice su nombre son ciudadanos que están cansados de lo mismo y es una realidad es la única opción y oposición