El día de ayer las personas buscadoras que ingresaron al rancho Izaguirre, ubicado en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, expresaron su descontento con la forma en que se llevó a cabo el recorrido por el sitio. Para muchas de ellas, la visita no fue más que un “circo, burla y farsa”, destacando que el tono de la actividad fue más cercano a un “tour” turístico que a una investigación seria sobre un lugar marcado por el sufrimiento, el dolor y presuntos delitos graves.
El evento, al que asistieron funcionarios públicos, académicos, defensores de derechos humanos y miembros de colectivos de búsqueda de personas, comenzó con la llegada de una comitiva desde Guadalajara, que incluía tanto vehículos oficiales como particulares. Se registraron hasta 12 autobuses, nueve de los cuales transportaban periodistas, mientras que los otros dos trasladaron a integrantes de organizaciones civiles y de búsqueda.
El acceso al rancho estuvo marcado por un evidente desorden, lo que desató la frustración entre los asistentes. Después de una espera prolongada bajo un sol abrasador de más de 30 grados, se produjo un incidente en el que los buscadores y periodistas se vieron obligados a ingresar por la fuerza al sitio. Este acto fue presenciado por observadores del Centro de Justicia para la Paz y el Desarrollo (Cepad), quienes señalaron que la falta de organización generó tensiones entre los presentes, afectando el propósito de la visita.
#Internacionales | "Convirtieron el rancho Izaguirre en un museo", expresó la madre de una joven que podría estar entre las víctimas del campo de exterminio en Teuchitlán, #México.
— Porttada (@porttada) March 21, 2025
Además, los colectivos aseguraron que no había rastro de las pruebas (zapatos, maletas o artículos… pic.twitter.com/5NO3VSqOEL
Al principio, el acceso parecía estar bajo control, con cintas delimitando el lugar como “sitio del crimen”, pero la desorganización se hizo evidente al notar que, mientras había un gran número de personal resguardando el lugar, pocos peritos estaban trabajando en el sitio. Esta disparidad aumentó la incomodidad de los asistentes, quienes llegaron con la esperanza de participar en un proceso investigativo más profundo.
Las quejas no tardaron en llegar. Patricia Sotelo, integrante del colectivo “Huellas de Amor”, fue una de las primeras en señalar que las visitas guiadas fueron limitadas y comparables a un recorrido turístico. Según su testimonio, los buscadores apenas pudieron observar superficialmente el lugar, sin poder acceder a detalles cruciales de la investigación.
María Dolores Michel Covarrubias, también miembro del colectivo “Huellas de Amor”, expresó su frustración con la actividad, calificándola de insensible e inepta para atender el sufrimiento de las familias que buscan a sus seres queridos.
La visita, que en un principio prometía ser un acto de empatía y trabajo conjunto para esclarecer los hechos ocurridos en el rancho Izaguirre, terminó siendo un episodio de frustración para los involucrados, quienes reiteraron que las autoridades no han demostrado un verdadero compromiso con la justicia ni con el dolor de las víctimas.
🔴 "Se están burlando de nuestro dolor" 🔴
— El Universal (@El_Universal_Mx) March 20, 2025
Madre buscadora que ingresó al Rancho Izaguirre de Teuchitlán, Jalisco, señala que "esto es una fabricación para que no veamos lo que pasó realmente"; sostiene que las fosas dentro del recinto ya se encuentran aplanadas.
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