Opinión por: Enrique Andrade González
GRACIAS HEROES Y HEROINAS
El pasado 9 de marzo un día después del día internacional de la mujer, la presidenta Sheinbaum pronunció un discurso cuyo mensaje básicamente fue hablar de la importancia que tiene México para Estados Unidos y viceversa, resaltar que desde hace 33 años nuestras economías se encuentran integradas de tal forma que son interdependientes e inseparables, lo que antes fue una separación económica y social, provocada por la mutilación de nuestro territorio, ahora es un matrimonio complejo, como todos con momentos de encuentros y desencuentros, pero cuya separación sería si no es que imposible si muy dolorosa para ambas naciones.
Más que un festejo porque en realidad no hay nada que festejar todavía, fue una arenga nacionalista que tuvo como eje en lugar que resaltar nuestra relación económica, destacar nuestra integración social, fue una mañana para recordar que residen en el vecino país 12 millones de nacionales nacidos aquí y muchos más hijos de mexicanos nacidas y nacidos allá, millones de familias que están contribuyendo para la economía de Estados Unidos, trabajando horarios extraordinarios y recibiendo a cambio pagas menores respecto a trabajadores de otros orígenes nacionales.
Qué bueno que se les haya recordado el domingo, valió la pena el gasto; aunque además de mencionar solamente números faltó decir que cada uno de ellos representa a familias que se tuvieron que desmembrar no por gusto sino por necesidad, hombres y mujeres que por falta de trabajo o por miedo dejaron a su pueblo, a sus vecinos a sus amigos o hasta a sus esposas o esposos, padres e hijos, cada uno tiene una historia de dolor y de gran sacrificio; no son héroes solamente por el dinero que mandan, sino por el infierno en el que sobreviven, de discriminación y explotación laboral. Si es cierto que en 2024 las remesas que envían a distintos pueblos y ciudades volvieron a superar el récord; $64,745 millones de dólares, la principal fuente de divisas, sobre las que llegan por turismo y agricultura, es el mejor programa social; millones de familias subsisten de ahí, claro que son héroes y heroínas de sus seres queridos y de sus pueblos.
Se olvidó mencionar también que hoy viven con más miedo, algunos con terror a que se les separe ahora de la familia que ya formaron o llevaron allá o del trabajo, de amigos y vecinos, a que se les deporte a ellos o a algunos de sus hijos o hijas, a sus padres o a sus amigos, a que pierdan lo poco o mucho que han logrado hacer, que bueno hubiera sido darles un mensaje de tranquilidad.
Hubiera estado bien anunciar un incremento al presupuesto de los consulados en Estados Unidos para que puedan defender a los paisanos o anunciar una estrategia de acogida para los que regresen, que incluyera apoyo emocional, económico y de asistencia laboral, tal vez hubiera sido bueno que se anunciara la creación de una secretaría del migrante que reconozca a esa cuarta parte de nuestra población que se encuentra lejos o una reforma constitucional que los incluya en nuestra nación pluricultural, como ya se hace respecto de los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos.
Ojalá que más allá del discurso y la arenga de frases, en verdad les reconozcamos como parte de nuestra sociedad, les reconozcamos sus derechos, sus sacrificios y sobre todo reconozcamos que México en algún momento les falló.
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