Opinión Por: Enrique Andrade González

Democracia sin fronteras: Incertidumbre 2024

A partir de este día, iniciará la etapa de las impugnaciones electorales, primero ante las autoridades electorales de los estados en donde puede proceder el recuento de votos, principalmente en estados con elecciones cerradas o de los llamados “Switchers”. Posteriormente, se impugnará en contra de los resultados ante las cortes de justicia locales y, si fuera el caso, ante la Corte Suprema, como sucedió en el año 2000 por el caso de la elección en Florida, que finalmente resolvió el triunfo presidencial de George Bush.

De acuerdo con los últimos sondeos, se ha dicho que 6 de cada 10 demócratas consideran que, en caso de perder, Trump no reconocerá los resultados. Me tocó estar en Washington el día de las elecciones de 2016, la primera vez que aconteció el sorpresivo triunfo de Donald Trump. Las calles, al día siguiente, se veían abandonadas; en el ambiente se sentía la incertidumbre y el miedo. Se notaba que los ciudadanos ahí no estaban preparados para ese resultado. De hecho, en las tiendas de souvenirs no había más que recuerdos alusivos a Hillary Clinton. Las preguntas eran: ¿y qué va a pasar? ¿Lo van a dejar llegar? ¿A cuántos migrantes expulsará?

La realidad es que, después de ese día, el futuro no fue como se esperaba: las deportaciones no fueron masivas, la economía mejoró, el muro nunca se terminó y a México no le fue tan mal. De hecho, el año con mayor número de deportaciones de mexicanos fue en 2021, que alcanzó la cifra de 60,000, parte por la pandemia, parte por el desempleo en Estados Unidos y parte porque, desde ese año, muchas mexicanas y mexicanos dejaron de ver el sueño americano como algo para mejorar y lo empezaron a ver como la única alternativa para salir del infierno narco en que empezaron a vivir.

Independientemente de quién finalmente tome posesión el próximo 20 de enero, lo que parece un hecho es que los republicanos tendrán una presencia importante en el Congreso, y esto definirá las políticas posibles para quien llegue a la Casa Blanca. Para los mexicanos que ya residen en Estados Unidos, seguramente habrá pocos cambios; para los que pretenden cruzar hacia allá, será muy difícil, y seguramente, como condición para volver a firmar el T-MEC, se aplicará nuevamente la política de “quédate en México”, tanto para los nacionales como para los centro y sudamericanos que pretendían llegar.

Lo que ha quedado claro es que quien llegue a ganar la presidencia de nuestro vecino, al final, se somete a la Constitución, a sus reglas y a las decisiones de la Suprema Corte, que es lo que califica su integridad democrática como una de las más sólidas del planeta. Sin embargo, es previsible que, después de esta elección, se cuestione si debe seguir el modelo del Colegio Electoral, con el que 69% de los ciudadanos ya no está de acuerdo.

Una variable que se podría afectar con el cambio de gobierno en el norte es el flujo de remesas hacia las regiones de nuestro país, que se ha mantenido en cerca de 60,000 millones de dólares al año y que representa, hasta ahora, el mejor programa social del obradorato. Su incremento o disminución es un tema sensible para millones de familias mexicanas. En este sentido, sí debe de importarnos cómo será el comportamiento de la economía de nuestro, hasta ahora, principal socio comercial.

México es un tema relevante para los negocios que ya tienen o pueden tener en nuestro país. Por ello, el domingo, el New York Times le dedicó casi una plana al proyecto del ministro Alcántara Carrancá. Estarán atentos para ver cómo termina esta tragicomedia mexicana, solamente para cuidar sus intereses, pero no los nuestros. Y así pasará también con el tema del crimen organizado; nuestra solución difícilmente vendrá de afuera.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Enboga.