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El bastón de mando: símbolo ancestral de autoridad indígena y objeto de apropiación política

Su origen se remonta a tiempos prehispánicos, cuando los pueblos conferían a sus líderes un símbolo tangible que los investía de la obligación de guiar con sabiduría y proteger el equilibrio de la comunidad.
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El bastón de mando, presente en diversas comunidades indígenas de México, es mucho más que un objeto ceremonial: representa la autoridad, la responsabilidad colectiva y el vínculo espiritual con la tierra y los ancestros. Su origen se remonta a tiempos prehispánicos, cuando los pueblos conferían a sus líderes un símbolo tangible que los investía de la obligación de guiar con sabiduría y proteger el equilibrio de la comunidad.

Tradicionalmente elaborado en madera, con tallas o incrustaciones que reflejan la cosmovisión del pueblo al que pertenece, el bastón no solo es un emblema de poder político, sino también espiritual. Quien lo recibe asume el compromiso de gobernar en armonía con la naturaleza, respetar las decisiones del consejo comunitario y ser ejemplo de servicio. En muchos casos, va acompañado de ofrendas, rezos y sahumerios, elementos que subrayan su dimensión sagrada.

En los últimos años, el bastón de mando ha trascendido los límites comunitarios y se ha vuelto un elemento visible en ceremonias con políticos. Presidentes, gobernadores y candidatos han recibido este símbolo en actos públicos, como muestra de reconocimiento de las comunidades indígenas. Sin embargo, especialistas y líderes tradicionales advierten que el uso en estos contextos es, muchas veces, simbólico y carente del verdadero sentido espiritual que implica dentro de las comunidades.

“Entregar un bastón no es un acto protocolario, sino un pacto de servicio y responsabilidad que no puede tomarse a la ligera”, explican autoridades indígenas. La crítica radica en que, en eventos políticos, suele emplearse como un gesto de legitimación sin el compromiso real de respetar las formas de gobierno tradicional ni las demandas históricas de los pueblos originarios. un uso instrumental de la cultura indígena que no necesariamente se traduce en políticas públicas efectivas para sus comunidades.

El bastón de mando, en su sentido original, es un símbolo vivo de la resistencia y la continuidad cultural de los pueblos indígenas. Su fuerza radica en la responsabilidad colectiva que encarna. Fuera de ese marco, corre el riesgo de convertirse en un objeto meramente decorativo, más útil para la legitimación política que para honrar el pacto espiritual y comunitario que representa.

En esencia, el bastón de mando es un símbolo vivo de la resistencia y la continuidad cultural de los pueblos indígenas de México. Su entrega, dentro del marco comunitario, marca la transición de responsabilidades y el deber de mantener el equilibrio social y espiritual. Fuera de ese marco, corre el riesgo de convertirse en un objeto meramente decorativo, más útil para la legitimación política que para honrar el pacto espiritual y comunitario que representa. Cuando se traslada a escenarios políticos nacionales, se convierte en un recordatorio incómodo: más allá de la ceremonia, lo que se espera es respeto y cumplimiento hacia los acuerdos con los pueblos originarios.

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