Se dice que en Papantla, Veracruz, Movimiento Ciudadano está echando chispas… y con razón. El candidato naranja, Mariano Romero, junto con el coordinador nacional Jorge Álvarez Máynez, denunciaron que Morena se aventó el primer gran fraude electoral del sexenio en ese municipio. Sí, así como lo lee: bloqueos en las sedes del OPLE, conteos amañados, paquetes violados y votos naranjas que “desaparecieron” como por arte de magia. Álvarez Máynez no se anduvo con rodeos: acusó directamente a Morena de ensuciar la elección. Aseguró que no permitirán que les roben el triunfo con trampas del viejo PRI reciclado. MC ya alista recursos legales para ir con todo ante las autoridades electorales.
ESTADOS UNIDOS ARDE OTRA VEZ
Desde Los Ángeles hasta Nueva York, miles de voces latinas se alzaron otra vez para exigir respeto y un alto a las deportaciones. Chicago fue uno de los epicentros del descontento, con más de mil personas en las calles gritando consignas contra ICE y el expresidente Donald Trump. En pancartas y megáfonos se repitieron frases como “Fuck ICE” y “Our streets”, mientras ondeaban banderas de México como símbolo de resistencia. Lo que comenzó como una manifestación más, se convirtió en un grito desesperado de comunidades que ya no aguantan las redadas, las deportaciones arbitrarias ni el clima de terror que persiste en muchas ciudades.
TENSIÓN EN LA FRONTERA SUR
Y mientras en Palacio Nacional se predica la soberanía, en Chiapas la Fuerza Pakal se les pasó de valientes. La SRE tuvo que salir a ofrecer disculpas a Guatemala por la incursión de agentes mexicanos que cruzaron la frontera y protagonizaron un enfrentamiento en suelo ajeno. El desliz diplomático no pasó desapercibido y el gobierno guatemalteco ya envió su nota de protesta.
Según la versión oficial, fue un “accidente” en medio de la persecución al crimen organizado. Pero entre líneas, la Cancillería mexicana intenta apagar el fuego asegurando que todo se hará en nombre de la cooperación y la seguridad fronteriza. El problema es que en temas de soberanía, un paso en falso puede incendiar la pradera. Y más cuando en Centroamérica ya hay quienes ven con desconfianza la actuación de fuerzas estatales mexicanas tan cerca —y ahora dentro— de sus territorios.