En el marco de una legislatura caracterizada por movimientos políticos significativos, el Senado de la República, dominado por Morena, ha establecido un récord con 37 senadores que han cambiado de filiación política o de bancada para ejercer su labor legislativa.
Este fenómeno, que también se le conoce como “chapulineo” marca una tendencia desde hace décadas, y ha sido motivado por diversas razones como diferencias internas, exclusiones en promociones partidistas o discrepancias en métodos de trabajo dentro de las bancadas.
Uno de los casos destacados es el de José María Martínez, quien transitó desde defender ideologías de extrema derecha con el PAN hasta asumirse como progresista de izquierda en Morena, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto entre 2012 y 2018, lo que refleja la flexibilidad política que algunos legisladores han adoptado a lo largo de su carrera.
Alejandra León Gastélum, por su parte, ha protagonizado cuatro cambios de adscripción partidaria desde que llegó al Senado en 2018 con Morena. Inició su trayectoria con el Partido del Trabajo debido a un proceso de expulsión iniciado por Morena antes de asumir su cargo, luego se unió al Grupo Plural y después pasó por Movimiento Ciudadano, hasta regresar a Morena.
Desde una perspectiva histórica, los primeros cambios significativos entre bancadas se remontan a la pluralidad creciente en el Senado después de que el PRI dejó de dominar todas las curules.

El fenómeno de los chapulines legislativos ha evolucionado con el tiempo, registrando aumentos notables en las últimas décadas. Desde la LXII Legislatura hasta la actual, el número de senadores que han cambiado de bancada o han optado por la independencia legislativa ha demostrado ser una constante en la vida política del Senado mexicano, reflejando tanto la diversidad ideológica como las dinámicas internas de los partidos políticos en el país.