El Congreso de la Unión dará inicio a su nuevo periodo ordinario de sesiones el próximo 1 de febrero de 2025, y uno de los temas más relevantes en la agenda será la propuesta de reforma para reducir la jornada laboral en México de 48 a 40 horas semanales.
La propuesta pretende modificar la Ley Federal del Trabajo (LFT) para establecer un máximo de 40 horas de trabajo semanales, en lugar de las actuales 48 horas. Uno de los puntos más destacados de la reforma es que, a diferencia de otras propuestas similares que no prosperaron en años anteriores, esta garantiza que los trabajadores no sufrirán una reducción salarial. De ser aprobada, la reforma también aseguraría dos días de descanso obligatorio a la semana.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha señalado que, en caso de ser aprobada, la implementación de esta reforma no será inmediata. En lugar de una aplicación generalizada, la reforma se aplicaría de manera gradual, comenzando por sectores específicos, para abordar las diferencias entre industrias y las particularidades de cada una.
El mismo gobierno federal ha reconocido que algunas empresas, especialmente las pequeñas y medianas, podrían enfrentar desafíos para adaptarse a este cambio, por lo que se buscaría una transición paulatina que permita una implementación más viable.
La discusión sobre la reducción de la jornada laboral no es nueva. Desde 2023, diversas iniciativas relacionadas han sido planteadas, pero ninguna alcanzó una aprobación definitiva. Ahora, con Morena como fuerza mayoritaria en el Congreso, la propuesta ha tomado fuerza y es vista como una prioridad.
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Retos y posibles impactos
La implementación de la reforma enfrentará algunos retos, especialmente en lo que respecta a las pequeñas y medianas empresas (PyMEs), que representan una parte significativa del empleo en México. Estas empresas podrían enfrentar dificultades para mantener la productividad con menos horas de trabajo. Sin embargo, las grandes compañías, que cuentan con más recursos, podrían adaptarse de manera más ágil.
Un aspecto que genera preocupación en el sector empresarial es la posibilidad de que, al reducirse las horas de trabajo, la productividad disminuya sin ajustes compensatorios. No obstante, los defensores de la reforma argumentan que la reducción de la jornada laboral podría mejorar la calidad de vida de los trabajadores y, a largo plazo, fortalecer la competitividad del país, alineándose con las tendencias internacionales en materia de derechos laborales.
En caso de que la reforma sea aprobada, México se sumaría a la creciente lista de países que han adoptado medidas para reducir la jornada laboral sin sacrificar los ingresos de los trabajadores. La implementación gradual propuesta por el gobierno federal permitiría a las empresas y a los trabajadores adaptarse sin afectar de manera significativa las operaciones diarias.