En un movimiento que ha generado tanto reacciones diplomáticas como controversia interna, el gobierno de México, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, acordó con Estados Unidos el envío inmediato de 122,000 pies-acre de agua a Texas, en cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944. La decisión llega tras presiones ejercidas desde Washington, incluyendo amenazas comerciales recientes del expresidente Donald Trump.
El acuerdo fue confirmado mediante un comunicado conjunto de las secretarías de Relaciones Exteriores, Medio Ambiente y Agricultura, donde se detalla que también se contemplan futuras transferencias durante la temporada de lluvias. El objetivo, señalaron las dependencias, es evitar un incumplimiento hacia el final del ciclo de entregas, mientras ambos países buscan una solución estructural de largo plazo.
📌 México y Estados Unidos llegaron a un #acuerdo sobre las asignaciones de #agua del Río Bravo, comprometiéndose a transferencias inmediatas sin #renegociar el Tratado de Aguas de 1944; ambos países trabajarán en un #plan a largo plazo para cumplir el tratado.#AlexEnMILENIO pic.twitter.com/rUiDdLIOyX
— Alejandro Domínguez (@AlexDominguezB) April 29, 2025
Sin embargo, la medida ha despertado inquietud en varios estados del norte del país, como Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas, donde las sequías extremas han afectado gravemente cultivos y el acceso al agua potable. Agricultores, legisladores locales y organizaciones civiles han advertido que el cumplimiento del tratado no debe poner en riesgo la seguridad hídrica nacional.
La situación se agravó luego de que, el pasado 10 de abril, Trump acusara a México de “violar” el tratado y amenazara con imponer nuevos aranceles si no se saldaba una deuda superior a los 1,600 millones de metros cúbicos de agua con Texas. Aunque la cifra reconocida oficialmente por México es de 1.55 mil millones de metros cúbicos, el riesgo de sanciones comerciales llevó a una negociación de último momento.
A pesar del acuerdo, expertos advierten que la solución es apenas temporal y urge una estrategia binacional sustentable. “No se puede seguir postergando una modernización del tratado ni el rediseño del manejo hídrico compartido”, comentó una analista de relaciones internacionales del Colegio de México.
El gobierno mexicano no ha detallado aún cómo garantizará el abastecimiento para las comunidades nacionales más afectadas por la escasez. La atención pública, mientras tanto, se mantiene centrada en la delicada relación entre las obligaciones externas y la crisis hídrica interna.