Opinión por: Enrique Andrade González
108 años de parches, promesas y realidades incómodas
En un país convulsionado por los grupos revolucionarios y caudillos armados peleando por el poder nacional y local, nace en Querétaro el 5 de febrero de 1917 la Constitución Mexicana cuyo aniversario 108 celebramos, siendo la constitución que en nuestra historia ha tenido mayor vigencia, considerando que su antecesora la de 1857 tuvo una vida de 60 años.
Lo primero que uno se pregunta es como una constitución tan vieja ha prevalecido vigente estos 108 años que en la historia del mundo han significado cambios enormes como la industrialización, la aparición de grandes inventos tecnológicos, dos guerras mundiales, el internet, que desde luego impactaron a nuestro país; como una misma constitución ha estado vigente en etapas tan distintas de nuestra vida nacional, como la lucha de los generales de la revolución, de caudillos, el Maximato de Calles, la existencia del PRI como partido hegemónico durante 70 años, su caída, la etapa de la democratización ciudadana, hasta la ahora llamada 4ª transformación y su nueva visión de México.
La respuesta es que en la mayor parte de su vida la Constitución ha sido flexible, es decir la posibilidad de reformarla no ha sido tan difícil, las mayorías exigidas por el articulo 135 que considera la posibilidad de modificarla han existido y por ello en lugar de haber sido una coraza para resguardar los principios que proclamó en 1917, ha sido más un traje que se puede adaptar a las ideologías y necesidades de las mayorías que han existido en el país. Así hemos tenido dictaduras perfectas, gobiernos con mayorías simples, gobiernos plurales, democráticos, populares y populistas, que han podido llevar a cabo sus diferentes programas de gobierno bajo el amparo de la misma constitución.
Habrá que decirlo, también ha habido una cierta contención republicana por parte de las mayorías absolutas o construidas por consenso a los largo de su vida, que ha impedido que se afecten los principios fundamentales de la misma, como que el país sea democrático, que se respeten los derechos humanos universales, que exista división de poderes, que se cuide la educación y la salud de la población y que permita la seguridad de los ciudadanos a través de los artículos correspondientes que si bien algunos se han modificado no han perdido la esencia que les ha dado razón de ser.
La constitución ha pasado también a ser un documento aspiracionista, que contiene los deseos de un pueblo para tener garantizadas las condiciones para poder lograr su desarrollo, a pesar de que estas condiciones no existen para todos o no son iguales para todos, la constitución nos iguala como si esto fuera cierto o posible, que todos podemos tener servicios de salud de calidad, de educación, trabajos que respeten nuestros derechos, seguridad y otros. Hoy es un buen día para reflexionar si lo necesario es seguir reformando la constitución a contentillo o mejor buscar la forma de que sus postulados se cumplan para todos y pueda existir ese país que la constitución nos muestra como perfecto y que la realidad nos muestra como injusto. Feliz 5 de febrero.
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