México enfrenta una de las crisis sanitarias más graves de los últimos años tras el resurgimiento del sarampión, enfermedad que en 2025 lo ha colocado como el segundo país con más muertes por esta causa a nivel mundial, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El organismo alertó que el brote ha tenido un impacto devastador en comunidades vulnerables, especialmente en Chihuahua, donde se concentra la mayoría de los casos y decesos. La situación se agrava en medio de un sistema de salud debilitado, con presupuestos reducidos, desabasto de vacunas y deficiencias logísticas que han impedido llegar a poblaciones alejadas o con barreras culturales frente a la inmunización.

El repunte del sarampión ocurre después de que las Américas habían sido declaradas libres de la enfermedad en 2016, un logro histórico que hoy se encuentra en riesgo. Según la OPS, México no solo registra un elevado número de contagios, sino que también presenta una tasa de letalidad preocupante en comparación con otros países de la región, lo que refleja una cobertura vacunal insuficiente y una respuesta gubernamental cuestionada. A ello se suma la caída sostenida en los niveles de vacunación durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, periodo en el que la cobertura nacional se redujo de manera significativa debido a recortes presupuestales, fallas en la distribución y una política sanitaria marcada por el desabasto, lo que sentó las bases de la vulnerabilidad que hoy enfrenta el país.
En Chihuahua, epicentro del brote, líderes comunitarios han denunciado que brigadas médicas han llegado tarde y con recursos limitados, mientras que familiares de víctimas acusan negligencia en la atención hospitalaria. La OPS ha pedido al gobierno mexicano implementar de inmediato campañas de vacunación masiva, reforzar la vigilancia epidemiológica y garantizar un presupuesto suficiente para frenar la propagación del virus. Además, advirtió que la falta de medidas contundentes no solo amenaza a la población mexicana, sino que podría convertirse en un problema regional dada la movilidad transfronteriza y el riesgo de exportación de casos.

La tragedia sanitaria pone en entredicho la capacidad del Estado para responder a emergencias de salud pública y ha despertado preocupación internacional. Expertos coinciden en que el país enfrenta un reto político y social de grandes dimensiones: recuperar la confianza en las vacunas, garantizar acceso universal y evitar que la desigualdad siga cobrándose vidas en los sectores más marginados. Mientras la cifra de muertes aumenta, México se perfila como un ejemplo doloroso de cómo la desatención y el debilitamiento de las instituciones de salud pueden revertir en pocos años décadas de avances en la lucha contra enfermedades prevenibles.
