El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a desatar la polémica al compartir en sus redes sociales un video falsificado que muestra al expresidente Barack Obama siendo arrestado en el Despacho Oval. La secuencia, generada con inteligencia artificial, ha generado una oleada de reacciones por el uso de imágenes manipuladas y el trasfondo político que implica su difusión.
El video, de poco más de un minuto, utiliza material alterado de una reunión real entre Obama y Trump en noviembre de 2016, justo después de las elecciones presidenciales. En la versión editada, se muestra a supuestos agentes del FBI irrumpiendo en la oficina, arrodillando a Obama y colocándole esposas, mientras Trump observa sonriente. La escena está musicalizada irónicamente con el tema “Y.M.C.A.” del grupo Village People, una canción frecuentemente usada por Trump en sus mítines.
La manipulación no se detiene ahí. El montaje incluye imágenes falsas del expresidente demócrata vistiendo un uniforme penitenciario naranja y encerrado en una celda, así como fragmentos de discursos editados de líderes del Partido Demócrata como Joe Biden y Nancy Pelosi, en los que parecen afirmar que “nadie está por encima de la ley”.
La publicación se da en un momento especialmente tenso en el ambiente político estadounidense. Hace apenas unos días, Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia Nacional y figura que ha ganado influencia en el círculo de Trump, anunció su intención de presentar al Departamento de Justicia pruebas sobre una supuesta conspiración orquestada por altos funcionarios de la administración Obama para desacreditar la victoria electoral de Trump en 2016.
🔴 #Trump comparte video falso de #Obama "arrestado" en la Casa Oval
— La Jornada (@lajornadaonline) July 22, 2025
El presidente estadunidense publicó en Truth Social un video generado por #IA en el que Barack Obama es detenido por el FBI en el Despacho Oval.
📌 Esto llega tras el polémico informe de Tulsi Gabbard, su… pic.twitter.com/uOLptdKJMd
Según Gabbard, estos funcionarios habrían filtrado información falsa a medios como The Washington Post acerca de una presunta intervención rusa en los comicios de aquel año. La teoría, rechazada por múltiples investigaciones previas y ampliamente desacreditada, ha sido rescatada ahora como parte de una narrativa impulsada por sectores trumpistas para legitimar las acciones del presidente en funciones.
El video también ha sido interpretado como un intento de desviar la atención pública de otro frente delicado: la creciente presión sobre Trump por el tema de la lista de contactos de Jeffrey Epstein. En semanas recientes, la administración aseguró que divulgaría información clave sobre figuras relacionadas con la red de abuso y prostitución de menores que dirigía el financiero, sin embargo, posteriormente negó la existencia de dicha lista, provocando malestar incluso entre sus seguidores más leales y alimentando nuevas teorías de encubrimiento.
Organizaciones de derechos civiles, expertos en desinformación y voces dentro del propio Partido Republicano han expresado preocupación por la facilidad con la que videos generados con inteligencia artificial están siendo utilizados para manipular la percepción pública. El uso de “deepfakes” con fines políticos, especialmente por parte de líderes de alto perfil, ha encendido las alarmas sobre el riesgo que representan para la democracia, la verdad y la confianza institucional.
Hasta el momento, ni Barack Obama ni representantes del Partido Demócrata han emitido un pronunciamiento oficial sobre el video. No obstante, diversas plataformas digitales ya han comenzado a etiquetarlo como contenido manipulado y varios legisladores piden que se tomen medidas legales ante la difusión de desinformación desde cuentas oficiales. La polémica apenas comienza, y el uso de inteligencia artificial en la arena política parece haber cruzado una línea difícil de ignorar.