Este lunes, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, advirtió sobre las consecuencias económicas que enfrentaría Estados Unidos si el presidente electo, Donald Trump, impone aranceles del 25% a las importaciones provenientes de México.
Durante la conferencia matutina de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, Ebrard calificó la medida como un “tiro en el pie” para la economía estadounidense, señalando que afectaría gravemente a la industria automotriz y pondría en riesgo la estabilidad del T-MEC, según el secretario de Economía.
Ebrard destacó que este tipo de propuestas no son nuevas. Citó el antecedente de 1971, cuando el entonces presidente Richard Nixon estableció un arancel del 10% para presionar cambios en políticas internacionales. Sin embargo, explicó que el impacto actual sería mayor, ya que las importaciones representan un porcentaje más alto del PIB estadounidense y la tarifa planteada es significativamente más elevada.
“Con un arancel del 25%, el impacto sería cuatro veces mayor que el registrado en la época de Nixon”, subrayó.
Impacto en la industria automotriz y el empleo
El secretario de Economía detalló que la medida afectaría principalmente a empresas automotrices estadounidenses como General Motors, Ford y Stellantis, cuyas operaciones en México son esenciales para sus cadenas de suministro. Estas compañías producen el 88% de las camionetas tipo pick-up vendidas en Estados Unidos, vehículos que verían un aumento de hasta 3 mil dólares en su precio debido a los costos adicionales derivados de los aranceles.
“La estructura empresarial está tan integrada que este impuesto afectaría directamente a los costos de producción y a los precios finales para el consumidor”, explicó Ebrard.
Añadió que estas tarifas también desencadenarían la pérdida de alrededor de 400 mil empleos en Estados Unidos, principalmente en el sector de autopartes, afectando tanto a los trabajadores como a los consumidores.
Propuesta de México para fortalecer la región
Frente a este escenario, Ebrard presentó una propuesta que busca evitar una escalada de tensiones comerciales en Norteamérica y, en su lugar, fortalecer la competitividad regional. La estrategia mexicana se basa en tres ejes: estabilidad regional mediante cooperación en seguridad y migración; prosperidad compartida con la creación de empleos bien remunerados; y competitividad global a través de la optimización de cadenas de suministro.
El funcionario destacó que, de enero a septiembre de este año, el comercio entre México, Estados Unidos y Canadá ascendió a 1.7 billones de dólares, equivalente a un tercio del PIB mundial, lo que evidencia la relevancia de mantener la integración económica entre los países del T-MEC.
“Entonces, en la mesa hay dos alternativas: nos podemos fragmentar y dividir con acusaciones y tarifas, […] o construimos juntos una región fuerte, competitiva y preparada para liderar el futuro y competir con otras regiones. México, por supuesto, quiere que trabajemos en eso; es crear una región más fuerte y sin conflicto”, enfatizó.
Riesgo de represalias y medidas diversificadoras
Ebrard alertó que la imposición de aranceles podría desencadenar represalias por parte de México y Canadá, lo que afectaría la estabilidad comercial del T-MEC.
“Si nos imponen una tarifa, nosotros responderemos con otra. Canadá también lo haría, y esto nos llevaría a una relación conflictiva que afectaría a todos los socios del tratado”, afirmó.
Por otro lado, aseguró que México está tomando medidas para diversificar sus relaciones comerciales, acelerando la modernización de acuerdos con la Unión Europea y fortaleciendo vínculos con América Latina. Estas acciones, dijo, buscan garantizar que México mantenga su competitividad global frente a posibles escenarios adversos con su principal socio comercial.