Opinión Por: Yesenia Valdez
UN EQUILIBRIO DELICADO
La relación comercial entre Estados Unidos y México es una de las más importantes y complejas en el sector comercial pues ambos países han mantenido una relación de cooperación y comercio durante décadas, pero definitivamente en los últimos años, han surgido tensiones y desafíos que han puesto en peligro esta relación.
Lo que ha quedado en claro es la presión ejercida por parte del Gobierno de E.U.A. hacia México, en unas cuantas horas, de un día otro se generó una reacción inmediata en el Gobierno Mexicano, una reacción que era claramente necesaria, por el porcentaje de migración y el tráfico de sustancias ilegales, pero al mismo tiempo era claramente ignorada por bastante tiempo por parte del Gobierno Mexicano hasta antes de la amenaza ante la imposición de aranceles.
¿Y ahora se desprenden diversas interrogantes a partir de la negociación “diplomática” de los Gobernantes de ambas naciones, significativas interrogantes como si era necesaria una presión externa de nivel comercial para que el Gobierno Mexicano tomara acciones en materia de seguridad?
¿Por qué se ignoraban las medidas necesarias ante las situaciones tan agravantes para la seguridad de las propias familias mexicanas y para la estabilidad de las empresas establecidas en el país?
¿Para cuándo surgirán las acciones urgentes que requiere también la frontera sur de México en materia de seguridad, y con los mismos problemas de migración y que afectan directamente también las actividades comerciales del sector empresarial y por ende a las propias familias mexicanas?
Por estas interrogantes se ha convertido en un “equilibrio delicado” al día de hoy la relación comercial entre Estados Unidos y México, después de estos días tan controvertidos en temas de la relación comercial entre Estados Unidos y México por la acción de la aplicación de los aranceles. Recordemos que, en el 2018, el presidente Donald Trump anunció la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de acero y del 10% a las importaciones de aluminio de México y otros países.
Esta medida fue tomada bajo el argumento de que era necesaria para proteger la industria estadounidense, así de simple, sin embargo, la imposición de aranceles al final claro que ha tenido un impacto negativo en la economía mexicana, pues genera un aumento en los precios de los productos importados, y claro que afecta más a los consumidores finales, los mexicanos, muy por encima de la población estadounidense, y en este aspecto final no se puede jugar con confundir a la población.
Queda claro también en esta última negociación ante la implementación de nuevos aranceles que predomino la diplomacia ante la urgente necesidad de hacer contrapeso a los problemas de seguridad y trafico de sustancias que el propio interés comercial de generar una balanza mayoritaria hacia la economía estadounidense, así de grande es el problema real de la falta de seguridad en México en los últimos años, el aumento en la violencia y la inseguridad en la frontera entre Estados Unidos y México es una constante de todos los días.
La relación comercial entre Estados Unidos y México es compleja y delicada, y hoy se han generado ejercicios encaminados a ver la realidad de la falta de medidas para proteger la economía mexicana, para frenar también el número de ciudadanos mexicanos emigrando a E.U.A. y promover la competitividad de las empresas mexicanas con garantías que les permitan ofrecer una mejor calidad de vida a los ciudadanos mexicanos que representen por ende esas garantías que tanto necesita la economía en México.
La posible imposición de aranceles de E.U.A. a México ha tenido un impacto inmediato en el actuar del Gobierno Mexicano respecto a que irónicamente si se pueden tomar medidas reales en materia de seguridad. Y lo que es importante y significativo para ambas naciones, la posibilidad de generar acuerdos que desplieguen mejoras comerciales que promuevan la cooperación y el comercio; un equilibrio delicado pero necesario.
* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Enboga.