El investigador Luis Pineda Cortés, del IIMAS‑UNAM, pronostica que en menos de diez años la llamada inteligencia artificial generativa (IAGen) se integrará a la vida cotidiana de tal manera que será tan “invisible” como lo fueron el teléfono o el internet, esto se dio en la mesa “De Turing a la inteligencia artificial generativa: Horizontes de la IA desde la academia”, que formó parte del encuentro AI Summit UNAM – OpenAI y Fintual.
IA con “memoria activa”
Pineda Cortés es pionero de la “Memoria Asociativa Entrópica” y anticipa un hito radical: en lugar de codificar simples representaciones de texto, los sistemas IAGen podrían almacenar pensamientos y experiencias personales, haciendo que la IA se parezca cada vez más a la inteligencia humana.
Aunque México cuenta con pocos centros de investigación en IA, su calidad es alta. Héctor Benítez Pérez, de la DGTIC‑UNAM, asegura que esos grupos están generando conocimiento y formando expertos con nivel competitivo a nivel global. Esto refleja una estrategia educativa y científica relevante, no solo para el terreno tecnológico, sino también con impacto directo en políticas de educación, industria y soberanía tecnológica.
IAGen puede emular acciones y decisiones complejas
En la mesa redonda “De Turing a la inteligencia artificial generativa”, Boris Escalante Ramírez, del Centro de Estudios en Computación Avanzada, trazó un recorrido histórico: desde las preguntas de Alan Turing en 1950 sobre si las máquinas pueden pensar, hasta los avances en machine learning y el actual triunfo de las redes neuronales profundas en tareas complejas.
La clave, dice Escalante, está en que la IAGen ahora puede emular acciones y decisiones complejas, tras un entrenamiento intensivo similar al aprendizaje humano.

Hacia el futuro
En apenas una década, la IAGen dejará de ser un tema de especialistas para convertirse en una herramienta omnipresente —en la administración pública, la justicia, salud o seguridad— lo que requiere marcos legales y regulaciones claras desde hoy. Y, aunque aún pequeño, el sector académico mexicano en IA está consolidándose, lo que abre rutas para políticas públicas que apoyen investigación, retención de talento y colaboración internacional.
Retos político al futuro de la IA
- Regulación o rezago: Si no se desarrolla una legislación que limite usos nocivos y garantice transparencia, México podría quedarse atrás o enfrentar riesgos en sistemas de seguridad, salud o servicios públicos inteligentes.
- Innovación con propósito: Impulsar la IAGen académicamente, como lo hace la UNAM, refuerza la capacidad de diseño nacional –no ser meramente consumidores–, lo cual debe reflejarse en políticas de presupuesto, educación y alianzas internacionales.
- Protección ciudadana: Cuando las IA comiencen a replicar episodios mentales, será urgente decidir legalmente qué datos son “nuestros”, cómo se almacenan y quién puede acceder a ellos. El Parlamento y las autoridades deberán anticipar estos dilemas.
En resumen, la UNAM no solo anticipa que la IAGen dejará de asombrarnos para integrarse como aire mismo, sino que también nos hace mirar con urgencia a la política: regular, invertir, educar y proteger. El desafío es definir hoy el marco ético, social y legal para una tecnología que mañana será tan normal como respirar.