Dicen que Luis Donaldo Colosio ya no necesita micrófono ni escenario para brillar. En Baja California arrancó su gira con el pie derecho; en Nuevo León, durante el encuentro nacional de Movimiento Ciudadano, todos querían la foto. En Tlaxcala, hasta los universitarios lo ovacionaron, y en Hidalgo, durante el informe de una senadora, volvió a suceder: Colosio entró al auditorio y los aplausos estallaron. Colosio el sigue acaparando miradas y simpatías por donde pasa. ¿Casualidad o preludio de algo más grande en el horizonte político?
MORENA TRAS LAS VALLAS
Los que antes se sentaban al frente, ahora los mandaron detrás de las vallas. En el festejo del primer año de gobierno de Claudia Sheinbaum, varios morenistas notaron que ya no salieron en la foto. “Hoy nos encorralaron para no cometer aquel error”, bromeó Ricardo Monreal, recordando el mitin en el que algunos le dieron la espalda a la presidenta.
Ella intentó apagar el fuego diciendo que “no hay mensaje” en el acomodo del evento. Pero en los círculos de Morena aseguran que sí lo hay: el distanciamiento con quienes no se alinean del todo al nuevo estilo de Palacio Nacional. En el Zócalo, los invitados especiales fueron cercados por vallas metálicas. Literal y políticamente.
HARFUCH , AUSENTE Y BLINDADO
Llamó la atención la silla vacía del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, durante el festejo de Sheinbaum en el Zócalo. La presidenta explicó que fue por “motivos de trabajo”, aunque también recordó que el funcionario aún requiere medidas especiales de seguridad tras el atentado que sufrió.
Aun así, entre los asistentes corrió el rumor de que el ausente más visible fue también el más incómodo. “A veces viene, a veces no”, dijo Sheinbaum con ligereza. Lo cierto es que Harfuch, figura clave del gabinete, no estuvo ni en el templete ni entre el público. Un silencio tan medido como su seguridad.