El Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) enfrenta una creciente alarma debido a graves deficiencias operativas y denuncias laborales que consolidan un clima de riesgo latente. El capitán José Suárez, piloto y portavoz de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA), advirtió sobre la ausencia de un radar meteorológico en el aeropuerto, una brecha tecnológica que representa una debilidad operativa frente a aeropuertos internacionales que sí disponen de esta herramienta crucial para la gestión del tráfico aéreo durante fenómenos climáticos severos.
Suárez subrayó que, aunque las aeronaves cuentan con radar a bordo, “los controladores no tienen esa visión externa crítica desde tierra” para dirigir aeronaves con seguridad en condiciones adversas como las lluvias frecuentes del Valle de México. En vísperas del Mundial de Fútbol 2026, este déficit es particularmente preocupante, cuando se espera un aumento significativo en la demanda de conectividad aérea.

Al margen de las deficiencias técnicas, el Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (SINACTA) elevó una fuerte denuncia el mismo día a través de su cuenta en X, afirmando:
“Los controladores de tránsito aéreo seguimos trabajando bajo protesta sin perder de vista la seguridad aérea de los pasajeros en cualquier escenario caótico. Pero nuestras autoridades no nos voltean a ver. Todo esto sin suficiente personal, con jornadas dobles y sin el pago representativo de la alta responsabilidad de mantener la seguridad aérea en contingencias de cualquier naturaleza.”
Los controladores de tránsito aéreo seguimos trabajando bajo protesta sin perder de vista la seguridad aérea de los pasajeros en cualquier escenario caótico. Pero nuestras autoridades no nos voltean a ver.#NOMASABUSOS#CTAMEXICO
— SINACTA (@SINACTA) August 11, 2025
La combinación de infraestructura insuficiente y condiciones laborales deterioradas genera una señal inequívoca: la seguridad aérea en el AICM está en una zona crítica. La falta de radar meteorológico limita la capacidad de anticipar y controlar riesgos climáticos desde tierra; a esto se suma la sobrecarga de trabajo del personal de control —operando con menos personal del necesario, en jornadas prolongadas y con compensaciones inadecuadas—, lo que incrementa la posibilidad de errores humanos y fatiga operacional.
El contraste con otros aeropuertos internacionales que disponen de sistemas avanzados es notorio: donde sí tienen radar tierra/aire, los controladores pueden determinar zonas seguras de tránsito y aislar áreas peligrosas con precisión. En ese sentido, la ausencia de esta herramienta en el AICM coloca al aeropuerto en una posición de vulnerabilidad operativa.
En resumen, el llamado de Suárez coincide con el reclamo de SINACTA: urge una inversión estructural y tecnológica que incluya un radar meteorológico moderno, así como una revisión seria de las condiciones laborales del personal de control. De lo contrario, estamos ante una advertencia veraz de que una catástrofe aérea podría concretarse si no se actúa de inmediato.

Propuestas inmediatas:
- Instalar un radar meteorológico terrestre que permita a los controladores monitorear tormentas y zonas de precaución desde tierra.
- Reforzar la plantilla de controladores y mejorar su régimen laboral —especialmente salarios, descansos y turnos— para garantizar una operación segura y profesional.
- Aprovechar la inminencia del Mundial 2026 como contexto estratégico para justificar y acelerar estas inversiones, subrayando su impacto en la seguridad y eficiencia del tráfico aéreo internacional.
La seguridad aérea depende de la conjunción de tecnología adecuada y condiciones humanas dignas. El AICM está en una encrucijada: actuar ahora o enfrentar riesgos que fácilmente podrían evitarse.