Dicen que el discurso de aniversario de Claudia Sheinbaum dejó más preguntas que aplausos. Desde Movimiento Ciudadano se preguntan cómo es que la presidenta habló tanto de memoria y austeridad, pero ni una palabra sobre el huachicol fiscal, ese escándalo millonario que salpica a mandos de la Marina y al gabinete del sexenio pasado. En redes, la dirigencia de MC recordó que Morena presume de honestidad mientras se llena de privilegios y fortunas inexplicables. “El partido más caro del mundo”, ironizaron. También le reprocharon a Sheinbaum que siga ignorando el desabasto de medicamentos —especialmente los oncológicos— y que su gobierno haya “capturado” al Poder Judicial. En MC ven con preocupación cómo se debilita el amparo y se borran los contrapesos. “Ya no quieren pluralismo político, quieren obediencia”, soltó uno de sus dirigentes.
ORDEN CONTRA EL HUACHICOL FISCAL
Dicen en los pasillos de Palacio que la Presidenta Claudia Sheinbaum no quiso que el huachicol fiscal se le convirtiera en su primera bomba política, y por eso ordenó —de manera directa— la creación de un grupo especial encabezado por el Fiscal Alejandro Gertz Manero. El operativo, que trabaja casi en silencio, incluye al Ejército, la Marina, Aduanas y Pemex, y tiene un objetivo claro: cortar de raíz las redes de contrabando en Altamira y Ensenada. Según el propio Gertz, desde que arrancó el grupo interinstitucional, no se ha registrado “ni un solo caso más”.
Algunos dentro del gabinete dicen que este es el primer gran golpe interno de Sheinbaum para demostrar que manda… y que nadie toca los ductos, ni los de Pemex ni los del dinero.
COLECTIVOS PIDEN ROMPER CON ISRAEL
Frente a Palacio Nacional, organizaciones civiles encendieron la mecha diplomática: exigieron que México rompa toda relación con Israel. Argumentan que el Gobierno de aquel país comete crímenes de guerra y que nuestra nación no puede ser cómplice. Lauro Sol, de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos, acusó directamente: “La Presidenta no puede ser cómplice de genocidas”.
La petición incluye frenar compras de armamento y colaboración en seguridad. En el entorno presidencial no faltan los que advierten que la exigencia busca poner a Sheinbaum entre dos fuegos: el de la presión internacional y el de su propia base social, que empieza a alzar la voz.