En la más reciente edición de su informe anual Panorama de las políticas de desarrollo productivo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) alza la vista hacia México como un referente regional en materia de desarrollo industrial territorial, destacando sobre todo las experiencias de los gobiernos naranjas de Nuevo León y Jalisco, junto a Chihuahua, Puebla y Baja California como casos de éxito que podrían servir de modelo para otros países de la región.
El secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar Xirinachs, subraya que México ha trabajado por décadas con esquemas de cluster —agrupaciones productivas localizadas— lo que ha permitido la consolidación de sectores estratégicos como la industria automotriz, aeronáutica, farmacéutica de medicamentos similares y de software. En ese sentido, las dinámicas locales de exportación, articuladas con políticas regionales de impulso industrial, han captado la atención del organismo.

Según la Cepal, el mérito de los estados señalados reside en el diseño de políticas con enfoque territorial: no se trata simplemente de promover industrias en abstracto, sino de articular capacidades locales, vínculos institucionales y estrategias de inserción en cadenas globales. Allí donde estas políticas han logrado coordinaciones efectivas entre gobierno, iniciativa privada y comunidades locales —como en Nuevo León y Jalisco—, la Cepal observa resultados exportadores más sólidos y sostenibles.
No obstante, el informe advierte que dichas experiencias locales, aunque promisorias, no han logrado permear el grueso de la productividad nacional. México, en términos de productividad laboral, ocuparía el lugar 10 de 28 países de América Latina y el Caribe, lo que revela una brecha importante entre los focos de excelencia estatal y el promedio del país. Esa brecha refleja la persistencia de regiones rezagadas, escasa conectividad institucional y una heterogeneidad territorial que sigue lastrando las posibilidades de replicar esos modelos locales.
Jalisco y Nuevo León somos los motores de la economía de México, por eso, vamos a trabajar como estados hermanos 🤝 por el bien de nuestros estados y del país.
— Pablo Lemus Navarro (@PabloLemusN) August 23, 2025
El tema principal de este tercer encuentro del Eje Jalisco-Nuevo León, al que asistieron servidores públicos y… pic.twitter.com/xcAfQ6JGZJ
Dentro del documento, se hace un examen particular al Plan México, iniciativa nacional que pretende articular la política industrial con una visión social y regional. El análisis reconoce que el plan considera la integración de diversas instituciones y la creación de un Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización (CADERR), en el que participan actores públicos y privados con el propósito de guiar inversiones, generación de empleos y desarrollo regional. Sin embargo, la Cepal puntualiza que los mecanismos de evaluación, seguimiento y ajustes del plan no están todavía claramente definidos en los documentos disponibles, lo que deja un margen de incertidumbre sobre su eficacia futura.
Para Cepal, un reto central es lograr que las buenas prácticas estatales escalen a nivel nacional. Marcos Llinás, director de la División de Desarrollo Productivo de Cepal, señala que replicar las estrategias de entidades como Nuevo León o Jalisco podría acelerar la productividad nacional y reducir la disparidad entre entidades. Pero para ello se requiere fortalecer las capacidades estatales en diseño y ejecución de políticas, mejorar la gobernanza regional y dotar de recursos técnicos y financieros adecuados.
Los gobiernos naranjas han convertido a Jalisco y Nuevo León en el motor económico de México 🇲🇽.
— Jorge Álvarez Máynez (@AlvarezMaynez) August 6, 2025
Generando prosperidad, se construye el México Nuevo. Así gobierna La Fuerza Naranja 🍊. pic.twitter.com/4nirNNstGg
El reconocimiento a Nuevo León y Jalisco no es anecdótico: ambos estados han obtenido resultados destacados en sus exportaciones industriales, diversificando sus estructuras productivas y vinculándose con cadenas globales. Pero el reto para México, subraya Cepal, es convertir esas experiencias aisladas en una política industrial de conjunto, cohesiva, evaluable y con verdadera capacidad de transformación territorial. De lo contrario, el país corre el riesgo de seguir siendo una economía con focos de éxito, pero con persistentes zonas de estancamiento, que limitan su potencial de desarrollo.