Opinión Por: Mario Arturo Pico
Chihuahua no puede caer en manos de Morena
En verdad, el país se está cayendo a pedazos. No es una frase alarmista ni exagerada: es la realidad que vemos todos los días en las calles, en los hospitales sin medicinas, en las escuelas olvidadas, en el campo abandonado y en la inseguridad que se ha vuelto el pan de cada día. México vive una crisis profunda en todos los niveles, y mientras tanto, quienes hoy gobiernan desde el centro solo se dedican a dividir, culpar al pasado y manipular a la gente con discursos de odio y resentimiento.
No podemos seguir cerrando los ojos. Este país necesita despertar, y Chihuahua no puede quedarse al margen. Desde hace tiempo, el gobierno federal ha intentado someter a los estados, imponer su visión centralista y controlar políticamente a todos los que piensan diferente. Pero Chihuahua siempre se ha distinguido por su carácter, por su gente trabajadora, valiente e independiente. Somos un estado que no se deja doblegar y que defiende con orgullo su libertad.
Hoy más que nunca, debemos entender lo que está en juego. No se trata solo de una elección o de quién ocupa la silla del gobernador. Se trata del rumbo que queremos para nuestras familias, para nuestros hijos y para el futuro de este gran estado. Morena ha demostrado con hechos —no con palabras— que no sabe gobernar, que no entiende la economía, que desprecia las instituciones y que destruye todo lo que toca. Lo hemos visto en el país entero: la salud, la educación, la seguridad y el empleo se han venido abajo mientras el gobierno presume una “transformación” que solo ha empobrecido más a los mexicanos.
Chihuahua no puede permitirse caer en manos de Morena. Sería condenar nuestro progreso, nuestra autonomía y nuestro futuro. Aquí necesitamos gobiernos que trabajen, no que improvisen; que escuchen, no que impongan; que construyan, no que destruyan. Necesitamos unir fuerzas entre ciudadanos, empresarios, jóvenes y líderes sociales para defender a Chihuahua del retroceso que representa Morena.
Porque mientras algunos se conforman con recibir dádivas, los chihuahuenses sabemos que la verdadera justicia social se logra con trabajo, esfuerzo y oportunidades, no con el clientelismo político. No queremos que el gobierno decida por nosotros, queremos decidir nuestro propio destino.
El país se está cayendo a pedazos, sí, pero aún hay esperanza si los estados fuertes, libres y con convicción dan el paso al frente. Chihuahua debe ser ejemplo nacional de resistencia, de dignidad y de amor por México.
No nos dejemos engañar. No entreguemos el futuro de nuestras familias a quienes solo saben dividir. Hoy más que nunca, Chihuahua debe defender su historia y su libertad. Porque si cae Chihuahua, se apaga una de las últimas luces de esperanza de este país.
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