Después de la confusa y complicada la explicación que diera la Secretaría de Gobernación sobre la sobrerrepresentación de partidos en la Cámara de Diputados el pasado mes de junio, la batalla por la estabilidad de la democracia mexicana continúa. Las personas afines al oficialismo, que antes criticaban el unipartidismo sembrado y arraigado por el PRI defienden la sobrerrepresentación legislativa que atenta contra el principio de División de Poderes y los derechos político electorales de las personas, mientras que las personas del lado de la oposición y del respeto al estado de Derecho abogan por una repartición justa de y equitativa con base a los resultados electorales.
Hay confusión de momento. Según proyecciones de la Dirección Ejecutiva de Prerrogativas y Partidos Políticos del INE, con las que se elabora el proyecto de acuerdo que será discutido en la Comisión de Prerrogativas y el viernes 23 de agosto en el Consejo General, Morena y aliados tendrían una sobrerepresentación de 364 diputaciones y 83 senadurías.
Pero no adelantemos visperas, ya que esto no es definitivo. Juristas y expertas y expertos de talla internacional han denunciado ya las interpretaciones y manipulaciones legales que dan esta distribución que favorece desproporcionadamente a ciertos partidos, ya que se está aplicando el límite a la sobrerrepresentación por partido, y no por coalición. Y estos criterios deberán seguir siendo analizados y discutidos por el resto de las y los Consejeros electorales y ello implica varios factores, entre ellos el respetar la voluntad ciudadana que se manifestó en el voto.
Recordemos que la coalición gobernante obtuvo el 54.7% de los votos, pero pretendió obtener el 74.6% de las curules en la Cámara de Diputados, afectando los derechos político electorales de la ciudadanía que votó por los partidos opositores como Movimiento Ciudadano, que obtuvo el 41% de los votos pero solo recibiría el 25% de las curules.
Ahora bien, para evitar excesos de poder, la Constitución mexicana establece un límite de sobrerrepresentación del 8% en el Congreso de la Unión, pero el truco de Morena y aliados para decir que no están burlando ese límite es hacer que Morena, que obtuvo más votos que sus aliados satélite PT y PVEM regale a estos sus votos.
Fueron prácticamente 6.5 millones de ciudadanas y ciudadanos los que salieron a votar por Movimiento Ciudadano, pero según el proyecto a discutirse, Movimiento Ciudadano alcanzaría 27 diputaciones, una de mayoría relativa ganada en un distrito electoral, y 26 asignadas por Representación Proporcional, siendo que le deberían corresponder al menos 25 diputados más. De igual forma, obtendría 5 escaños en la Cámara de Senadores, 2 de mayoría relativa y 3 de representación proporcional, siendo que debería obtener 9.
Es lamentable que del 10.9% de los votos de quienes votaron por Movimiento Ciudadano se esté reduciendo a la mitad, favoreciendo claramente a los partidos aliados del oficialismo: el PVEM y el PT, que obtuvieron prácticamente la mitad de votos de Movimiento Ciudadano y el proyecto le está adjudicando injsutamente más del doble de diputados, respectivamente 72 y 51 diputados.
En síntesis: el proceso electoral aun no ha terminado y Movimiento Ciudadano continuará recurriendo a las autoridades electorales en representación de la voluntad ciudadana. Ante estos tiempos de turbulencia económica y de seguridad se necesita más que nunca de verdaderos líderes que trabajen en pro de los mexicanos gracias a la construcción de acuerdos y de reformas positivas para combatir los excesos del poder del oficialismo.
Con hechos como este el oficialismo se reafirma como un grupo más de la vieja política, ya que desvirtúa la voluntad popular expresada en las urnas. Con la presión a los organismos autónomos pretenden ahorcar a los poderes legislativo y judicial para hacer su voluntad, continuar apelando a cuestiones populistas para mantener su base electoral y no trabajar de forma profunda por lo que México necesita.
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