El Departamento del Tesoro de los Estados Unidos anunció hoy que John K. Hurley, subsecretario de Terrorismo e Inteligencia Financiera, viajará a Ciudad de México el 18 de septiembre de 2025 para reforzar la cooperación bilateral en materia de seguridad, ilícitos financieros y lucha contra los cárteles. Se trata de su primer viaje internacional en este cargo, lo que subraya la prioridad dada por la administración de Donald Trump al combate del crimen organizado transnacional, en particular de los grupos que trafican drogas como el fentanilo y operan con estructuras de financiación en México.
Contenido del viaje y objetivos
Según el comunicado, Hurley se reunirá con autoridades mexicanas y representantes del sector privado. Los temas principales de su agenda serán:
- Estrategias para detener el financiamiento ilícito que permite a los cárteles operar.
- Acciones coordinadas contra el tráfico de drogas, con especial atención al fentanilo, cuya proliferación en EE.UU. ha sido un punto crítico en la última década.
- Presionar para que las operaciones de los cárteles con base en México no puedan aprovechar el sistema financiero estadounidense, ya sea para lavado de dinero o movimientos ilegales de capital.
Este anuncio tiene varias aristas políticas que conviene destacar:

- Intensificación de la diplomacia de seguridad de EE.UU.
Al hacer de este viaje el debut internacional de Hurley en su nueva función, la Casa Blanca envía señales claras tanto a México como al mundo sobre la voluntad de endurecer las acciones contra el crimen organizado, con apoyo institucional ligado al Tesoro. Es una estrategia que combina políticas de sanciones, inteligencia financiera y presión institucional. - Implicaciones para la soberanía mexicana
Aunque el comunicado hace énfasis en la cooperación, en el terreno político en México este tipo de iniciativas suelen generar tensiones: algunos sectores podrían percibirlas como injerencia, otros como necesario refuerzo de capacidades estatales. La relación bilateral en seguridad ha sido históricamente complicada: equilibrio entre colaboración y defensa de la autonomía nacional. - El dilema del sistema financiero
Que los cárteles mexicanos busquen acceder al sistema financiero estadounidense no es nuevo, y cerrar esas rutas exige coordinación internacional, leyes robustas, vigilancia y voluntad política. Pero también supone fuertes exigencias para bancos, reguladores y autoridades mexicanas, quienes deberán mostrar capacidad de vigilancia y acción eficaz. - Presión doméstica en EE.UU.
En Estados Unidos, la crisis del fentanilo ha escalado tanto en número de muertes como en visibilidad política. Esta visita puede entenderse en parte como respuesta a esas demandas: mostrar que el gobierno federal está actuando también en el frente internacional, no solo con políticas interiores. - Riesgo de expectativas desproporcionadas
Es importante subrayar que los anuncios diplomáticos y de sanciones muchas veces toman tiempo en traducirse en resultados concretos: desmantelamiento de redes de lavado, detenciones, condenas, decomisos efectivos, rutas cerradas. Si la población y los medios mexicanos o estadounidenses esperan resultados inmediatos, puede generarse frustración o críticas.
Para verificar si este esfuerzo tiene impacto real, habrá que monitorear:
- ¿Qué acuerdos concretos se firman entre México y EE.UU. en torno a intercambio de inteligencia, auditoría bancaria, sanciones específicas o financiamiento de operaciones conjuntas?
- ¿Cómo se ajustan las leyes mexicanas para responder a las exigencias de transparencia financiera y coerción al lavado de dinero y flujo ilícito?
- Qué acciones toman los bancos y entidades financieras mexicanas y estadounidenses para “cerrar puertas” a flujos ilícitos, especialmente los vinculados a cárteles.
- Si hay sanciones de EEUU dirigidas a personas o entidades mexicanas ligadas a cárteles, y cómo responde el gobierno mexicano ante ellas (cooperación, enfrentamientos diplomáticos, cambios legales).
La visita programada del subsecretario Hurley constituye una pieza importante en la estrategia de Estados Unidos para enfrentar la amenaza de los cárteles desde una óptica financiera y diplomática. Para México, supone una oportunidad para profundizar la cooperación, pero también un desafío en cuanto a gobernanza, transparencia, y equilibrio diplomático.
En los próximos días y semanas, será clave observar si esta ofensiva se traduce en medidas tangibles —y no solo en declaraciones—, pues la guerra contra las mafias no solo se lucha con presencia militar o policial, sino con la capacidad de cortar sus arterias financieras, judiciales y operativas.