Desde niña, Paola Longoria aprendió que el deporte no era solo disciplina: era refugio, propósito y la mejor versión de sí misma. En un campamento de verano en San Luis Potosí, esta niña hiperactiva descubrió su pasión por el ráquetbol: lo que al principio parecería un simple pasatiempo, se convirtió en su refugio, su escape y, mucho más tarde, en su legado.
Hoy, esa niña es diputada federal por Movimiento Ciudadano y presidenta de la Comisión del Deporte en la Cámara de Diputados. Su voz, alguna vez acallada por la falta de apoyo institucional, ahora resuena en los pasillos del Poder Legislativo con una claridad profunda:
¡Plata para México 🥈🇲🇽!
— México rumbo a LA 2028 🇲🇽🇺🇸 (@MLosAngeles2028) August 17, 2025
Paola Longoria 🇲🇽 obtiene su 4️⃣° medalla de World Games 🏆🌍 en Racquetball Individual 🚺
Una histórica de nuestro deporte 🫡❤️ pic.twitter.com/CyicwN3z34
“Me frustra que no se entienda que el deporte puede ser una política pública muy importante de educación, de salud, de prevención, pero no se le toma con seriedad” declaró a María Sherer Ibarra.
Con esa misma pasión que la llevó a dominar en las canchas, Longoria ha impulsado desde su trinchera legislativa acciones concretas. En marzo de 2025, presentó una iniciativa para adicionar la fracción X al artículo 41 de la Ley General de Cultura Física y Deporte, con la intención de que las autoridades implementen políticas de prevención, atención y gestión de casos de violencia y acoso en el deporte.
Tan solo unas semanas después, como presidenta de la Comisión de Deporte, encabezó la aprobación de dos dictámenes cruciales en mayo de 2025: uno que propone el uso de la actividad física como herramienta de reinserción social en los centros penitenciarios, y otro que fortalece el marco legal del deporte adaptado, garantizando espacios, equipos y estímulos dignos para los deportistas con discapacidad.
No se quedó ahí. En abril de 2025, presentó una iniciativa que busca exentar de pago a los pasaportes de los atletas que representan a México en el extranjero, así como otorgar 50 % de descuento a sus familiares directos, reconociendo el alto costo que implica su preparación y esfuerzo. Ese mismo mes, propuso que los institutos deportivos estatales y federativos establezcan protocolos obligatorios cuando haya indicios de abuso o hostigamiento sexual, un paso hacia entornos seguros para las y los deportistas. También se ha reunido con directivos de los equipos de la Liga de expansión del futbol mexicano y que buscan el regreso del ascenso y descenso en el futbol mexicano.
Otros gestos más silenciosos, pero no menos significativos: en diciembre de 2024, su comisión emitió una opinión positiva al Proyecto de Presupuesto de Egresos 2025, impulsando una reorientación de recursos con visión social, transparente y coordinada—con la mirada puesta en hacer realidad el derecho al deporte como parte integral del desarrollo humano.
Sobre su llegada a la política y su nombramiento en la comisión, recordemos que en octubre de 2024 se anunció su elección como presidenta de la Comisión del Deporte, un reconocimiento a la trayectoria de una seis veces campeona mundial, que comprendía que para transformar, primero hay que estar dentro.
Pero detrás de ese impulso hay una herida abierta: su conflicto con Ana Gabriela Guevara, quien dirigió la Conade entre 2018 y 2024.
La chispa del conflicto
El desencuentro comenzó cuando Longoria denunció públicamente que, pese a su trayectoria, no recibía apoyo económico desde hacía años. “Ni siquiera tengo la beca que me corresponde, desde enero no me llega ni un solo peso”, dijo, mientras defendía su derecho a representar a México sin obstáculos financieros.
La Conade respondió con acusaciones formales: reclamaba a Longoria una deuda millonaria —más de 1.6 millones de pesos— por gastos no comprobados entre 2015 y 2018, y sostuvo que no era “una casa de caridad”.
Longoria no se quedó callada. Aseguró que entregó los comprobantes correspondientes, pero que estos se extraviaron debido a la constante rotación de funcionarios. También reprochó que su trayectoria fuera desestimada y catalogada como “deudora”, pese a sus medallas y la carga emocional de entrenar sin recursos suficientes.
Para ella, fue un momento de desilusión profunda: “Como atleta esperaba más de ella… ni mi beca pude tener durante cuatro años”.

Justicia y resistencia
Tras una larga batalla, Longoria logró revertir la situación legal: el juez desestimó la demanda en su contra en al menos dos ocasiones, lo que le permitió recuperar sus estímulos y becas. “Ese es el motivo por el que demandé a la Conade como institución… porque ellos me deben”, declaró con firmeza.
Durante todo el proceso, mantuvo la dignidad y la mirada puesta en su equipo multidisciplinario, entrenadores y cuerpo médico, quienes también resultaron afectados por la falta de apoyos. No era solo una cuestión personal, sino un llamado por el deporte digno.
Este episodio marcó un antes y un después en la visión de Longoria sobre el deporte institucional. No fue solo una falta técnica o administrativa: fue una muestra de cómo, incluso en la élite, el sistema puede invisibilizarlo emocional y financieramente a quienes más entregan.
Esa experiencia alimentó su vocación política. Hoy, como presidenta de la Comisión de Deporte en la Cámara de Diputados, trabaja para que ningún atleta tenga que enfrentar lo que ella vivió.
El viaje de una campeona que convierte su frustración en puente
Detrás de estos logros hay un hilo de intimidad: la misma mujer que sacrificó parte de su niñez, que luchó por recuperar su beca deportiva enfrentando obstáculos en la Conade, que encontró en el Ejército mexicano respaldo y dignidad en su condición de deportista alcanzando el rango de teniente, hoy alza la voz para que el deporte deje de ser visto como lujo y sea reconocido como derecho, herramienta y política pública.
En el centro de todo esto están las personas: niñas y niños que necesitan referentes, atletas que necesitan protección, comunidades que necesitan oportunidades. Paola Longoria no solo representa una medallista; es la voz de quienes construyen futuro con disciplina, sueños y justicia.