Shanni Valeria Mora Fajardo y Rosa Mendoza Sosa, dos jóvenes zapotecas originarias de Teotitlán del Valle, Oaxaca, fueron reconocidas internacionalmente al obtener el Diploma de Excelencia en el prestigioso Premio Mundial Juvenil del Agua.
Este galardón, otorgado en el marco de la Semana Mundial del Agua organizada por el Stockholm International Water Institute (SIWI) en Estocolmo, Suecia, destacó su innovador proyecto de purificación de aguas residuales mediante un sistema de filtración casero, diseñado para reutilizar el agua empleada en la producción de tapetes de lana artesanalmente teñidos.
La propuesta de Shanni y Rosa respondió a una problemática ambiental específica de su comunidad, donde la práctica ancestral del teñido de lana generaba aguas residuales contaminadas, y ofreció una solución sostenible y replicable en otros contextos similares.
El sistema desarrollado por las jóvenes permite la reutilización del agua purificada en el cultivo de hortalizas, lo que contribuye tanto a la sostenibilidad ambiental como al fortalecimiento de la economía local.
Durante la ceremonia de premiación, en la que participaron más de 30 delegaciones de distintos países, Jorge Arriaga, coordinador ejecutivo de la Red del Agua de la UNAM y del Centro Regional de Seguridad Hídrica (Cershi), destacó la relevancia del logro de Shanni y Rosa.
“Estas jóvenes no solo representan a los jóvenes, sino también a las mujeres, a las poblaciones originarias y, sobre todo, el futuro de la ciencia con sentido social”, afirmó Arriaga a medios.
Este reconocimiento puso en relieve la importancia de apoyar y fomentar la creatividad y el talento de los jóvenes, especialmente aquellos provenientes de comunidades marginadas, y demostró el potencial transformador que surgió de la combinación de saberes ancestrales con innovación tecnológica.
La participación de las jóvenes mexicanas en el Premio Mundial Juvenil del Agua fue posible gracias al respaldo de diversas instituciones, entre ellas la Red del Agua de la UNAM, el Cershi, auspiciado por la UNESCO, y la Embajada de Suecia en México. Según Arriaga, este tipo de alianzas fue crucial para generar soluciones que contribuyan a alcanzar la seguridad hídrica, no solo en México sino a nivel global.