El 22 de mayo de 2024, España, Irlanda y Noruega reconocieron oficialmente al Estado palestino, una decisión histórica que ha sido recibida con júbilo por los palestinos y con condena por parte del gobierno israelí.
Este reconocimiento forma parte de un esfuerzo de los tres países europeos por apoyar la paz a través de la solución de dos Estados, en la que tanto israelíes como palestinos puedan coexistir en Estados separados.
Pedro Sánchez, jefe del Gobierno español, subrayó que este paso es una cuestión de justicia histórica y una necesidad urgente para alcanzar la paz en la región. El primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre, reforzó este mensaje al afirmar que los palestinos tienen derecho a su propio Estado, al igual que los israelíes.
Mientras que el reconocimiento ha sido celebrado por la Autoridad Palestina y otros sectores, el gobierno de Israel respondió con una dura crítica, retirando a sus embajadores de los tres países y convocando a los diplomáticos europeos en Israel para expresar su malestar. El ministro de Exteriores israelí, Israel Katz, acusó a España, Noruega e Irlanda de premiar a grupos terroristas como Hamás con esta decisión.
A pesar del simbolismo de este reconocimiento, analistas señalan que persisten grandes obstáculos para que los palestinos logren un Estado propio viable. Las preguntas sobre las fronteras, la ubicación de la capital y el camino hacia una solución política sostenible siguen sin resolverse.
Esta medida también ha generado controversia en la comunidad internacional, destacando la división entre países que ya reconocen a Palestina y aquellos que condicionan dicho reconocimiento a un acuerdo de paz negociado entre israelíes y palestinos.
En América Latina, la mayoría de los países han mostrado su apoyo a Palestina, con la excepción de Panamá, que mantiene una posición distinta respecto a la cuestión palestina.