A más de 13 años del descubrimiento de fosas clandestinas en San Fernando, Tamaulipas, familias centroamericanas continúan enfrentando un doloroso interrogante: ¿recibieron realmente los restos de sus seres queridos?
Vale la pena destacar que el pasado mes d marzo y tras años de solicitudes, se logró la exhumación de cinco cuerpos, con la esperanza de finalmente obtener respuestas definitivas, y que los familiares obtuvieran los restos correctos de sus seres queridos.
Y es que la lucha por la verdad y la justicia ha sido una odisea marcada por obstáculos burocráticos y económicos para estas familias, quienes han debido afrontar por sí mismas los costos funerarios, de acuerdo a Rosmery Jax, abogada de la Fundación para la Justicia en Guatemala.
Tan solo cabe recordar que cinco familiares de la masacre de 2010 recibieron féretros sellados con la prohibición de abrirlos.

Para ejemplificar esta situación, uno de los casos más desgarradores es el de Jovanny, un joven guatemalteco de 17 años asesinado en 2011. A pesar de que la PGR mexicana afirmó haber entregado su cuerpo a su familia en 2012, el EAAF descubrió en 2014 que habían repatriado el cuerpo equivocado.
Este doloroso error solo se notificó oficialmente al gobierno de Guatemala en 2015, dejando a la familia en la incertidumbre hasta 2019 y manteniendo el cuerpo de Jovanny en México hasta hoy.
Cabe destacar que desde 2011, el caso ha pasado por varias administraciones de la PGR, sin que se de una solución y ahora está bajo la supervisión de la Fiscalía General de la República, sin muchos avances hasta el momento.