El Congreso Nacional Indígena (CNI) convocó este 12 de octubre a iniciar una serie de jornadas permanentes rumbo a la conmemoración de su 30 aniversario, que se cumplirá el 12 de octubre de 2026, con el objetivo de fortalecer la organización y la resistencia de los pueblos originarios frente a lo que denomina “una guerra de conquista capitalista” que amenaza la vida, los territorios y las culturas indígenas en México y el mundo.
En un extenso comunicado firmado junto al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el CNI recordó que su fundación, en octubre de 1996, marcó el nacimiento de un espacio común para las comunidades originarias del país bajo los principios del “mandar obedeciendo”, y subrayó que, a tres décadas de distancia, continúan resistiendo lo que califican como “la más cruenta guerra de conquista desatada contra los pueblos del mundo”.
El documento, difundido este fin de semana, denuncia que esa guerra tiene múltiples expresiones: desde el genocidio del pueblo palestino hasta la violencia generalizada, la militarización y el despojo territorial en México. Según el CNI, el actual gobierno federal, encabezado por la llamada Cuarta Transformación, “disfraza su complicidad con dicha guerra repartiendo millones de pesos mediante programas sociales” y promoviendo un discurso de rechazo al neoliberalismo “sin renunciar realmente a él”.

En el texto, el Congreso Nacional Indígena acusa al Estado mexicano de haber militarizado el territorio nacional y de mantener vínculos con el crimen organizado, lo que —afirman— ha profundizado la crisis humanitaria en el país. Citan cifras oficiales del Registro Nacional de Personas Desaparecidas, que contabiliza más de 121 mil personas no localizadas hasta la primera mitad de 2025, y denuncian la persistencia de un promedio de casi 60 homicidios diarios. “México es un país convulsionado por la guerra”, sostiene el pronunciamiento.
El CNI también critica el modelo económico y las políticas públicas del actual gobierno, al que acusa de mantener intactas las estructuras neoliberales y favorecer megaproyectos como el Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y el Proyecto Integral Morelos, que —aseguran— responden a intereses corporativos y de Estados Unidos. A esto se suma, según el comunicado, el agravamiento de la crisis alimentaria por la dependencia de importaciones, el acaparamiento del agua por parte de grandes empresas y la persistencia del marco jurídico que permite el despojo agrario.
El Congreso Nacional Indígena rememora su historia desde su creación en 1996, cuando la comandanta Ramona, del EZLN, participó en el congreso fundacional celebrado en Chiapas. Aquella iniciativa, recuerdan, surgió como continuidad del Foro Nacional Indígena convocado por los zapatistas ese mismo año, tras la firma de los Acuerdos de San Andrés entre el gobierno federal y representantes de los pueblos indígenas, compromisos que —aseguran— “fueron traicionados” por los poderes del Estado.

Desde entonces, el CNI ha pasado de exigir el reconocimiento legal de los derechos indígenas a ejercerlos “por la vía de los hechos”. En 2016, el Congreso creó el Concejo Indígena de Gobierno y propuso a María de Jesús Patricio, conocida como Marichuy, como vocera y candidata presidencial independiente, no con fines electorales, sino para visibilizar las luchas de los pueblos originarios y las mujeres indígenas frente al capitalismo y el patriarcado.
El comunicado también agradece el acompañamiento de colectivos, trabajadores, artistas y académicos en México y otros países, y expresa su solidaridad con las víctimas de la violencia en distintas latitudes. “Cada día aprendemos de la dignidad y valentía de las madres y padres buscadores, como aprendemos de las madres y padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa”, señala el texto.
Con motivo de su aniversario, el CNI convoca a pueblos, comunidades, organizaciones y simpatizantes de México y el extranjero a participar en las Jornadas Permanentes rumbo a los 30 años del Congreso Nacional Indígena, que se desarrollarán desde este 12 de octubre de 2025 hasta octubre de 2026, a través de foros, reuniones, conferencias y actividades culturales que refuercen las luchas locales, nacionales e internacionales en defensa de la vida y la tierra.

El Congreso enfatiza que su movimiento “no depende de líderes ni de agendas partidarias”, sino de una organización colectiva basada en la autonomía y los principios zapatistas. “No somos objeto de limosnas ni lástimas. Somos camino y caminantes”, afirma el comunicado, en el que reitera su lema histórico: Nunca más un México sin nosotros.
Con este llamado, el CNI busca consolidar su papel como espacio de articulación de los pueblos originarios frente a lo que describe como una crisis civilizatoria global. “Resistimos los intentos de aniquilamiento de los grandes capitales y sus gobiernos. La historia de lucha pasada y presente es nuestro alimento, y como CNI no nos rendiremos, no estamos en venta y no claudicaremos”, concluye el mensaje firmado conjuntamente con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.