Opinión Por: David Olivo
Entre silencios y recortes: los desafíos del 25N
En la antesala del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el panorama en México sigue siendo sombrío. Este 25 de noviembre, los rostros de miles de mujeres se tornan símbolo de lucha y memoria en un país donde el feminicidio y la violencia de género son una constante, y los recursos para combatirlos, un tema de segundo plano.
Mientras los discursos oficiales pintan un compromiso con la igualdad, los números cuentan otra historia. Según Fundar, en el Paquete Económico 2025, apenas un 4.7% del presupuesto etiquetado para la igualdad de género se destina a combatir la violencia contra las mujeres, y un mísero 0.1% se enfoca en erradicar la discriminación.
Para ponerlo en perspectiva: la Pensión Mujeres Bienestar, que ofrece 3,000 pesos bimestrales a mujeres mayores de 60 años, recibió un presupuesto de 14,700 millones de pesos. Una cifra generosa, sin duda, pero que no aborda las raíces estructurales de la violencia ni alivia la carga de cuidados que históricamente recae en las mujeres.
NÚMEROS NO MIENTEN, PRESUPUESTO SÍ
Aunque se anuncia con bombo y platillo un aumento del 9.5% en el Anexo 13 del Presupuesto de Egresos de la Federación, la distribución sigue fallando en perspectiva de género. Programas clave, como el de Atención y Prevención de la Violencia contra las Mujeres, sufrieron recortes del 19%, comprometiendo la operación de los 73 Centros de Justicia para Mujeres en el país.
Peor aún, la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM) y el Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) tendrán 7% menos presupuesto que en 2024, justo cuando la nueva Secretaría de las Mujeres se tambalea entre el recorte, la burocracia y la ineficiencia que se viene arrastrando.
La violencia contra las mujeres no solo se mide en cifras alarmantes —como las siete mujeres asesinadas al día en México (aproximadamente) —, sino también en las vidas truncadas por la desigualdad, la revictimización y la ausencia de justicia. Cada feminicidio no investigado, cada centro de atención desmantelado, es una herida más en el tejido social.
Y mientras las mujeres esperan un Sistema Nacional de Cuidados que alivie su doble jornada laboral, el gasto destinado a esta promesa decrece un 1.9% en términos reales. ¿Dónde está el eje rector para transformar un sistema que perpetúa la desigualdad?
DUDA: UN COMPROMISO A MEDIAS
Con el lema de este año, “Cada 10 minutos una mujer es asesinada. #NoHayExcusa”, la ONU exige acciones concretas. Sin embargo, en México, el panorama dista de ser alentador. Los recortes presupuestarios son más que una línea en un documento: son un recordatorio de que la violencia contra las mujeres no ocupa el lugar que debería en la agenda pública.
El 25N no solo es un llamado a la reflexión; es una demanda urgente de políticas públicas integrales, con perspectiva de género, que no se limiten a paliar los síntomas, sino que ataquen las raíces de la violencia y la desigualdad. Porque, como siempre, en esta lucha las mujeres están solas… pero no deberían estarlo.
¿Será que el Día Naranja solo sirve para cubrir los silencios de quienes tienen el poder de cambiar la historia?
* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Enboga.
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Muy interesante análisis.