En un escenario tan indignante como insólito, la renombrada bailarina e investigadora Rebeca Mundo sufrió una amarga experiencia en el sistema de salud pública: fue ingresada al quirófano del ISSSTE, sedada, y después de despertar se enteró de que su operación no se realizó por falta de instrumental médico.
Rebeca, vinculada desde 2009 al Centro Nacional de Investigación de la Danza “José Limón” del INBA, padece una dolorosa condición: miomas uterinos que le provocan sangrados intensos, anemia, debilidad y un marcado deterioro en su calidad de vida, mismos que se han agravado por la falta de atención. Tras haber sido derivada a Ginecología de Alta Especialidad en el Hospital “20 de noviembre”, se diagnosticó que una miomectomía laparoscópica era la solución adecuada debido a sus cicatrices abdominales previas que imposibilitan una operación abierta.

La mala noticia tras la anestesia
El día de la intervención, tras una sedación y procedimientos preparatorios, Rebeca despertó con la desgarradora noticia: la cirugía no se había realizado por falta de instrumental —específicamente, una pinza laparoscópica. “No podía creer que me informaban del desabasto en ese momento… ya sabían cuántos miomas, en qué ubicación y de qué tamaño eran…” lamentó en entrevista para Dirmedal.com. También contó su experiencia:
“Me programan para mi cirugía, ese día llego, me hacen meterme misoprostol que es el medicamento que se usa para abortar y otros medicamentos, me sedan, entro a la intervención y cuando salgo de la sedación y pregunto si ya me sacaron los miomas me dicen que no porque no hubo instrumental, que hay desabasto, lo cual ya me parece grave en tanto que me imagino que los médicos revisan su instrumental antes de meterte al quirófano y por otro lado, a mi una de las residentes me había explicado cómo era el procedimiento y qué materiales iban a utilizar”.

Promesas incumplidas
Un nuevo intento fue programado para finales de agosto, con todos los análisis preoperatorios listos. Sin embargo, la empresa proveedora suspendió el suministro: aseguraba que el ISSSTE tiene una deuda pendiente, por lo que no entregaría más insumos hasta que se solventara el pago. Según Rebeca, la respuesta de la institución fue que, si era necesario, podría considerarse cirugía abierta —una opción que ella no puede asumir dado que su recuperación de la operación previa de columna aún está en curso.

No es un caso aislado
Rebeca no está sola: al menos otras cuatro pacientes oncológicas también necesitan cirugía laparoscópica, pero enfrentan la misma barrera. En estas condiciones, una cirugía abierta implicaría graves riesgos por su estado de salud.
Además del problema del instrumental, la bailarina ha tenido que costear medicamentos por su cuenta: gabapentina, Núcleo CMP y ácido tranexámico, entre otros, algunos de los cuales no están disponibles en las farmacias del ISSSTE o se entregan en cantidades insuficientes, lo que contrasta con las cifras y la visión del sector salud que la presidenta presentó en su informe de gobierno, donde dijo que el 90% de los medicamentos están cubiertos en el país, lo que parece ser claramente una mentira. Rebeca denuncia que su calidad de vida se ha desplomado: “Sangro en 15 minutos lo que una mujer menstrúa en 12 horas… como bailarina tenía energía, me movía, y ahora ya no es así”.

Acciones en marcha
En su defensa, Rebeca ha iniciado una petición en change.org, presentó quejas ante la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED) y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), y evalúa incluso recurrir al juicio de amparo.
Aquí puedes firmar la petición
Este episodio revela algo más profundo: el desabasto no se limita a medicamentos; también alcanza el instrumental quirúrgico esencial para salvar vidas (o los insumos para alimentar a niños enfermos, como han denunciado en el hospital infantil Federico
Gómez). Cuando una bailarina como Rebeca, cuyo cuerpo es su herramienta, es víctima de esta negligencia institucional, queda de manifiesto que el problema vulnera no solo derechos de salud, sino la dignidad y el ejercicio cultural. Rebeca no pide nada extraordinario: pide que se cumpla lo que por derecho le corresponde: atención médica adecuada, oportuna y respetuosa.
 
								 
				