El filósofo Michael Sandel, galardonado con el Premio Princesa de Asturias 2018, estuvo de visita en la Facultad de Derecho de la UNAM, en un evento que reavivó el debate sobre el éxito, la justicia social y el deber cívico. Organizada con el apoyo del Tecnológico de Monterrey, la conferencia se celebró en el auditorio Ius Semper, donde la directora Sonia Venegas Álvarez enfatizó la importancia del encuentro como un hito en la reflexión democrática y la formación del pensamiento crítico en México .
La paradoja de la meritocracia
Sandel lanzó una pregunta provocadora: ¿cómo puede el mérito, generalmente percibido como algo positivo, volverse una “tiranía”? Señaló que en las últimas cuatro décadas esta visión ha erosionado el tejido político y social, al articular una marcada división entre ganadores y perdedores .
Explicó que esta tiranía no solo cómo se gana, sino la forma en que se percibe el éxito. Los ganadores tienden a atribuirlo exclusivamente a su mérito, olvidando los elementos de suerte y apoyo social que contribuyeron a sus logros . Mientras tanto, aquellos con menos oportunidades suelen internalizar su condición asumiendo que no merecen prosperar.
Michael Sandel, uno de los filósofos contemporáneos más influyentes y quien ha cuestionado sobre los límites éticos de la tecnología y los mercados, conversó con las y los estudiantes en la @DerechoUNAMmx. pic.twitter.com/NAJaAwrIck
— UNAM (@UNAM_MX) September 5, 2025
Sandel argumentó que una meritocracia verdaderamente justa requeriría igualdad real en opciones básicas como educación y salud. Pero incluso en condiciones de bandera, el mérito no está exento de ventajas heredadas o fortuitas, lo que, según el profesor, nos enfrenta a la realidad de un sistema corrupto por la ilusión de igualdad.
Advirtió que esta percepción distorsionada del éxito fomenta el orgullo falso y una mirada condescendiente hacia los menos afortunados, lo que mina la solidaridad social. En consecuencia, se generan resentimiento y humillación, erosionando cualquier posibilidad de empatía colectiva.
Humildad como brújula cívica
El nudo de la propuesta de Sandel fue claro: la humildad no es mero valor personal, sino un requisito fundamental para la convivencia democrática. Reconocer nuestra dependencia de la suerte y los demás no solo fortalece la empatía, sino que reorienta el sentido del bien común.

La visita de Michael Sandel a la UNAM ofrece más que una charla filosófica: invita a repensar el valor del éxito desde una óptica comunitaria. En tiempos donde las narrativas meritocráticas predominan, su llamado a cultivar la humildad como actitud cívica cobra relevancia urgente. Es una invitación para reconstruir una sociedad donde el reconocimiento del otro sea tan importante como el reconocimiento de uno mismo.