Con cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se confirma que en julio de 2025 la canasta básica alcanzó niveles históricos, marcando el monto más elevado registrado desde 1992, cuando comenzaron los registros de las Líneas de Pobreza por Ingresos, según un reportaje de Proceso.
Alzas en cifras concretas
- En zonas urbanas, la canasta básica —considerando el conjunto de alimentos y bienes y servicios no alimentarios— alcanzó los 4,719 pesos mensuales por persona.
- En las zonas rurales, la cifra fue de 3,397 pesos, también al alza.
Este incremento refleja un impacto directo en el presupuesto familiar, evidenciando que el costo de supervivencia ha escalado significativamente en los últimos meses.
En julio de 2019, primer año de gobierno de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, estos montos eran de 3 mil 418.94 pesos en áreas urbanas y 2 mil 401.78 en rurales.
En seis años, los umbrales subieron 38.0% y 41.4%, respectivamente, aunque al tratarse de precios corrientes, el aumento refleja el encarecimiento del costo de vida y no un incremento real en el ingreso de las personas.

Contexto de gobierno y responsabilidad política
La nota de Proceso vincula este fenómeno con el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, señalando que durante su administración se alcanzó este récord en el costo de julio, en el marco de una economía cada vez más presionada por la inflación. Este dato cobra relevancia política en momentos en que el Gobierno promueve medidas como el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (Pacic), con el objetivo de contener los costos de productos esenciales (en años anteriores se fijó un precio máximo para 24 productos alrededor de los 910 pesos).
Impacto social y retos inmediatos
La escalada en el precio de la canasta llega en un contexto donde millones de mexicanos dependen del ingreso mínimo para cubrir necesidades básicas. El incremento no solo refleja mayores costos, sino también una contracción del poder adquisitivo y un desafío directo al bienestar social.
El dato histórico alcanza una dimensión adicional cuando se considera que, en gran medida, las políticas de control de precios y acuerdos gubernamentales no han detenido esta tendencia, lo que pone presión sobre la clase política y los actores económicos para buscar soluciones más efectivas y sostenibles.