Tras el anuncio de que Petróleos Mexicanos (Pemex) no pagará los adeudos pendientes a proveedores, y que solo atenderá los contratos firmados a partir de 2025, se dibuja una radiografía preocupante de una empresa en crisis, atrapada entre la inyección de recursos del Estado, escándalos de corrupción, el descontento creciente del sector privado y un desabasto que comienza a tocar varias zonas del país.
La declaración que prendió las alarmas
El miércoles 13 de agosto, Proceso informó que Pemex declaró que no cubrirá los pasivos ya acumulados y solo atenderá nuevos contratos celebrados en 2025, según el nuevo Plan Estratégico 2025-2035 de la paraestatal. Esta decisión implica que miles de facturas por trabajos previos—muchas sin registrar oficialmente aún—quedarán en suspenso, elevando el nivel de incertidumbre sobre la viabilidad de la cadena de suministro, siendo afectados los proveedores que se encuentran en espera de sus pagos.
Proveedores en pie de lucha
Los proveedores afectados se encuentran en creciente protesta. Recordemos que hace unas semanas, en su gira por el sur de Veracruz para inaugurar el Hospital Materno Infantil del IMSS‑Bienestar, la presidenta Claudia Sheinbaum y la gobernadora Rocío Nahle fueron recibidas por una serie de manifestaciones, entre las que estaban más de 40 pequeñas y medianas empresas proveedoras y subcontratistas de Pemex, representadas por Gabriel Hernández Garduza, que denunciaron que les deben más de 2 mil millones de pesos por trabajos en la región durante la gestión de Andrés Manuel López Obrador.
Un rescate financiero con condiciones y límites claros
El gobierno, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), lanza su tercer rescate financiero, orientado a refinanciar la abultada deuda de Pemex bajo mejores condiciones de costo y calendario. Este paquete contempla instrumentos como notas precapitalizadas, respaldadas por activos, aunque no constituyen deuda directa del gobierno, según las autoridades.
Además, se institucionaliza un vehículo de inversión público respaldado por Banobras por hasta 250 mil millones de pesos (≈ 13 mmd USD), y se emitieron 12 mmd USD en deuda para atender los vencimientos próximos.
Esta estrategia forma parte del Plan Estratégico 2025-2035, que busca consolidar un esquema financiero sostenible en colaboración con SHCP y la Secretaría de Energía, planteando que Pemex sea “autosuficiente” para 2027.
La acumulación de deudas y sus efectos operativos
Pemex arrastra una deuda financiera cercana o superior a los 99 mmd USD, junto con aproximadamente 23 mmd USD en adeudos a proveedores. Esto ha desatado una crisis operativa: cierres de empresas contratistas, paralización de proyectos e incluso pérdida de empleos; solo 26 de 59 plataformas de perforación están en operación. La producción ha caído cerca del 8.8 % en abril interanual.
Encrucijada crítica
La inadmisible acumulación de adeudos ha llevado a paralizaciones y cierres, y se está preparando un foro formal con la SHCP para establecer condiciones claras del fondo 2025, ante el riesgo de una crisis de abastecimiento que podría comprometer la producción de crudo. Pemex transita por una encrucijada financiera crítica: su operación está severamente condicionada por la deuda histórica y la falta de pago a contratistas. Las medidas del gobierno—aunque estructurales y ambiciosas—cruzan la línea entre salvamento institucional y una reestructuración con altos riesgos reputacionales. Mientras los flujos de caja se desvían hacia deuda y proyectos piloto, el riesgo de una espiral operativa y social se agrava.
Si estos esquemas no incluyen mecanismos certeros de rendición de cuentas y reparación a los proveedores, el fantasma de un colapso productivo, político y económico será una sombra constante en el horizonte energético del país.