Ola Bini, el informático y programador sueco al que detuvieron en 2019 en Ecuador y acusaron de un presunto ataque cibernético por vínculos con el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, está camino de cumplir cinco años procesado, sin ver todavía la luz del túnel, pese a que un tribunal ya desistió de continuar con la causa por falta de pruebas.